Desde la invasión de Rusia a Ucrania y, según varias informaciones, los separatistas prorrusos de la autoproclamada República Popular de Donetsk habrían establecido el control total sobre la ciudad estratégica de Lyman en el este de Ucrania según informa El Confidencial. Las tropas rusas continúan su feroz ofensiva sobre Severodonetsk y Lyschansk para conseguir su rendición, mientras han capturado ya varios pueblos de la zona noroeste de Popasna. El presidente Volodímir Zelenski ha acusado a Moscú de “genocidio” por la deportación de ciudadanos y los “asesinatos masivos de civiles” en el Donbás. En su habitual discurso nocturno, Zelenski ha señalado que los ataques en Donbás “puede dejar la región deshabitada”. “Quieren reducir a cenizas Popasna, Bajmut, Lyman, Lysychansk y Severodonetsk. Como Volnovaja, como Mariúpol”, ha sentenciado.
Las consecuencias económicas, energéticas y alimentarias de la guerra son ya una realidad en Ucrania y en buena parte del mundo. Como uno de los grandes graneros del continente, uno de los focos se ha centrado desde hace semanas en el suministro de cereal, razón por la que Italia ha instado a Vladímir Putin a que desbloquee el que tiene almacenado en los puertos del Mar Negro. Así se lo ha trasladado en una llamada telefónica el propio Mario Draghi al líder del Kremlin.
El presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, pidió este viernes a la Unión Económica Euroasiática (UEE), un bloque económico formado por cinco antiguas repúblicas soviéticas, que haga “frente común” ante las sanciones occidentales impuestas a Moscú y Minsk.
“Estamos obligados a unirnos y hacer frente común. Es evidente que lo necesitan todos y no hay otra opción si queremos conservar nuestra soberanía, nuestra unidad y verdaderamente pensamos en el bienestar de nuestra gente”, dijo Lukashenko en una cumbre telemática de la alianza. Lukashenko reconoció ante sus colegas que la presión sancionatoria “no amaina y solo se endurece”.