Después de varios meses alejados de la vida pública, los príncipes de Gales, Kate Middleton y el príncipe William, realizaron una escapada privada a la isla griega de Cefalonia. Acompañados por sus hijos —George, Charlotte y Louis— y por los padres de Kate, Carole y Michael Middleton, la familia disfrutó de unos días de descanso en un entorno exclusivo y protegido del escrutinio mediático.
Según medios internacionales, los miembros de la realeza británica llegaron en un jet privado y fueron trasladados bajo estrictas medidas de seguridad a un lujoso superyate anclado en las aguas de Agia Efimia. Se presume que la embarcación fue el Opera, un yate valorado en 450 millones de dólares, con helipuerto, piscina, spa, gimnasio y capacidad para decenas de invitados y más de 80 tripulantes, según una información de Diario Las Américas.
Durante su estancia, disfrutaron de playas aisladas, actividades acuáticas y paseos en familia, todo en un entorno natural que ofrecía privacidad y serenidad. La elección de Cefalonia, poco habitual para miembros de la realeza, responde al deseo de alejarse del foco mediático tras meses de exposición y presión pública.
El viaje se produce poco después de la reaparición de Kate en la final de Wimbledon, donde fue recibida con una ovación tras su prolongada ausencia debido al tratamiento contra el cáncer. Esta escapada se interpreta como una continuación de su proceso de recuperación, en un ambiente íntimo y familiar.
Sin embargo, no todo ha sido aprobación. Algunos medios británicos han señalado que este sería el tercer viaje personal de la pareja en lo que va del año, mientras su presencia en actos oficiales ha sido limitada, lo que ha generado cuestionamientos sobre su compromiso con sus funciones institucionales.
El contraste entre el lujo de estas vacaciones y las expectativas públicas sobre su papel en la monarquía ha reavivado el debate sobre el equilibrio entre vida privada y deber real, un tema recurrente en torno a los Windsor.
Aun así, William y Kate han optado por mantener un perfil discreto, priorizando su vida familiar, especialmente en un momento tan delicado como el que atraviesan. El enfoque ha estado puesto en la salud de la princesa y el bienestar de sus hijos.
Con su próxima aparición oficial aún sin confirmarse, todo indica que los príncipes continúan apostando por la estabilidad familiar por encima de la visibilidad pública, al menos por ahora.