Eso de me voy pero me quedo en el Espíritu y en los sacramentos, fue cosa de Jesucristo resucitado. Ahora, sin embargo, se ha puesto de moda entre los políticos, que dicen irse para luego permanecer más soberanamente. Cuando Tiberio enfermó, el pueblo de Roma se llenó de gozo; al mejorar, volvió de nuevo a su tristeza.
Junqueras, que tiene poco de junco, ha decidido soliviantar a los suyos con su mirada inquieta hasta ver cómo responden a su estrategia de regresar más tarde. Como donde pone el ojo pone la bala, tiene balas para todos, y de todos espera un alivio de luto en su fracaso. Si su partido no hubiese sido tan servil con el Presidente, otro gallo le hubiera cantado. Pero su díscola relación con Madrid fue sólo un cacareo intrascendente para que los independistas siguieran creyendo que ellos no se casan con nadie, aunque antes de las nupcias, sí que pasaron por la alcoba. Luego pasa lo que pasa.
Para su larga reflexión deseo a Junqueras sabiduría confuciana. En su momento, Rato, que coincidió con él en la cárcel, le reconoció como un gran profesor… Oración: De maestros que dicen haber sido engañados cuando son ellos los que pretenden engañar, líbranos, Señor.