Mi decisión al encender diariamente un candil en Fuentes Informadas es la de opinar u ofrecer pequeñas candelas de conocimiento o experiencia, nunca de ofender. Por eso, evito nombres y señalamientos indebidos. Sin embargo, hay dos damas de impertinencias descaradas, de vulgaridades con renta progresiva que casi ofenden a la honestidad.
La una se presenta como si fuese la única madre a la que se le ha muerto un hijo y llora o ríe, alternativamente, según la revista donde se expresa o el aniversario que corresponda. La otra, nos deshoja la margarita de su noviazgo desde un cristianismo hecho a su medida. Y sin traje de novia ahora, con el extravío que eso supone… Y así, insaciables en sus dinerarias impertinencias, llenan de agravios a quienes se levantan cada día con el afán de sentirse provechosos.