Hoy: 23 de noviembre de 2024
El dominicano Juan Luis Guerra ha hecho vibrar a un repleto WiZink Center en Madrid, con un concierto en el que ha fusionado pasado y presente a través de un espectáculo que ha ido subiendo de intensidad durante sus dos horas, con un público totalmente entregado a sus letras, que no concebía no bailar ni cantar cada uno de los temas.
Con todas las entradas agotadas, Madrid ha sido la segunda parada de su gira por España, habiendo comenzado en Málaga. Valencia y A Coruña completan la sección española de su gira europea Entre Mar y Palmeras, titulada como su último disco.
El artista guarda una especial conexión con España, que ha visitado en innumerables ocasiones y donde conquistó al público y lideró las listas de éxitos, allá por la década de los 80 y 90, una fama que se ha ido perpetuando a lo largo del tiempo y que sigue intacta cuatro décadas después.
A sus 67 años, el dominicano –ataviado con su inconfundible gorra, pañuelo y chaqueta– y los suyos siguen estando en plena forma, dando comienzo al concierto a pocos minutos de las 21.30 horas, tras la actuación de MarteOvenuS y mientras el público coreaba la remontada de España frente a Francia en las semifinales de la Eurocopa.
“¡Buenas noches Madrid! Gracias por el cariño de siempre y que disfruten entre mar y palmeras”, afirmaba el cantante en los primeros compases de la noche, cuando al igual que ocurrió en Málaga, Rosalía ha sido la canción elegida para dar el pistoletazo de salida de este concierto, que forma parte de una gira que comenzó en 2023 y que ya ha pasado este año por países como Puerto Rico, Perú, Colombia y Chile, sin olvidar destinos europeos como las ciudades de Ámsterdam, Berlín o París.
En un escenario repleto de luz y color, con dos pantallas a ambos lados que recogían todo lo que pasaba entre una decena de músicos –acompañados por un cámara que era uno más– y guiños constantes al público, a quienes también enfocaban, se han ido sucediendo las canciones en medio de un ambiente festivo en el que los temas se intercalaban con un fondo visual que emulaba a los videoclips, donde eran frecuentes las palmeras y los vivos colores.
El cantautor ha estado acompañado de su inseparable banda de músicos, esos 4.40 que no son solo un grupo ya que reciben el nombre coloquial del sonido que produce una vibración a 440 Hz a 20 C. Este movimiento revolucionó la música latina hace más de 30 años con el encuentro de Maridalia Hernández, Mariela Mercado, Roger Zayas-Bazán y el propio Juan Luis Guerra. Los tres primeros también han tenido su protagonismo en este concierto, al interpretar un par de canciones que también han sido entonadas por los asistentes.
El concierto ha empezado con temas como Como tú no hay ninguna, La llave de mi corazón, Vale la pena, Dj Bachata o Noviecita, que han cedido el testigo a un medley de salsas, merengues y bachatas, en el que no podían faltar El Niágara en Bicicleta, Para ti, Frío Frío, Estrellitas y duendes o Burbujas de amor (todo un éxito en Europa y América Latina en 1990), entre otras.
Y es que uno de los platos fuertes de la noche ha sido el repaso por el vasto catálogo de éxitos de este músico, cantautor, productor y uno de los artistas dominicanos más reconocidos y premiados alrededor del mundo, que le han llevado a ser una referencia internacional, con más de 30 millones de discos vendidos y numerosos premios, entre ellos, 29 Grammy Latinos.
Fueron álbumes como Bachata Rosa, Ojalá Que Llueva Café y La Llave De Mi Corazón los que cambiaron por completo el escenario de la música latina, llevando alrededor del mundo géneros como el merengue y la bachata, totalmente renovados, sin olvidar otros como la salsa.
Tras cambiar su chaqueta por un chaleco, Buscando visa para un sueño, Mambo 23 y El coste de la vida daban paso a otro momento de la noche, la clasificación de España para la final de la Eurocopa, coreada entre los oe oe oe oe del público, a cuya alegría se han sumado Juan Luis y toda la banda al desplegar una bandera de España sobre el escenario, tras ganar a la selección francesa por dos goles a uno.
Pero esta noche el frenesí no tenía fin y el dominicano ha hecho enloquecer al público al encadenar Ojalá que llueva café en el campo, Farolito o Voy a pedir su mano, en medio de una lluvia de confetis de colores.
El concierto afrontaba su recta final pero la gente pedía más y el cantante y su banda lo sabían. Enfundado en una cazadora vaquera en la que podía leerse Bachata rosa, con un pañuelo al cuello del mismo color, el dominicano daba las gracias y saludaba a todos sus compatriotas, así como a españoles, venezolanos, peruanos, mexicanos, argentinos o cubanos, antes de entonar Bachata rosa.
Sólo quedaba un último deseo por cumplir y cuando el público coreaba La bilirrubina, sonaban los acordes de otro de sus mayores éxitos, que tampoco podía faltar esta noche. Familias, parejas y amigos, tanto de mayores como de más jóvenes, cantaban y bailaban la última canción de un concierto en el que, al abandonar el recinto, se escuchaban aún los gritos de Campeones, Campeones. No hay duda de que ésta será una noche que todos guardarán en la memoria.