Josep Borrell: “Donald Trump no puede disolver la OTAN pero le ha restado credibilidad”

27 de marzo de 2025
7 minutos de lectura
Borrell: “Trump no puede disolver la OTAN pero le ha restado credibilidad”
Borrell, ex responsable de la política exterior europea. /EP

El político catalán inaugura las I Jornadas Geopolíticas del Instituto Español de Estudios Estratégicos del Cesden

La localidad segoviana de La Granja fue este miércoles 26 de marzo sede de las I Jornadas Geopolíticas del Instituto Español de Estudios Estratégicos, institución adscrita al Centro de Estudios Superiores de la Defensa Nacional (Cesden). Ambas entidades son pioneras en la divulgación en España de la Cultura de Seguridad y Defensa. La apertura de las jornadas, en pleno auge del interés social por la coyuntura geopolítica mundial, convoca durante dos días a expertos, académicos, diplomáticos y empresarios y corrió a cargo de Josep Borrell Fontelles, socialista, ex Alto Representante de Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de la Unión Europea, ex ministro, ex diputado, doctor ingeniero aeronáutico y catedrático. Borrell cuenta, quizá, con uno de los currículos política y diplomáticamente más relevantes de entre la clase política española y europea.

El político catalán (Pobla de Segur, 1947) que abandonó el pasado diciembre su cargo como jefe de la Diplomacia y de la Seguridad de la UE, que había sido previamente vicepresidente de la Comisión Europea, situó el 24 de febrero de 2022 el origen de un nuevo período, crítico, de la historia contemporánea de Europa, cuando fue informado de que la capital de Ucrania, Kiev, estaba siendo bombardeada por Rusia y se le convocaba a un gabinete de crisis.

Sistema de alianzas

A su juicio, aquel hecho vendría a representar a posteriori una reversión del sistema de alianzas hasta entonces establecido por Europa, “sin que los europeos tengamos mucho que decir, habida cuenta de la actitud del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Ya desde la etapa del presidente Obama, Europa estaba advertida de que habría de hacerse cargo del frente europeo puesto que los Estados Unidos de América se asignaban el frente Indo-Pacífico”, señaló Borrell, que destacó la existencia de tres shocks a encarar desde Europa. El primero, la actitud de Vladimir Putin “que se veía venir”. El segundo shock, “la irrupción de Donald Trump en la escena mundial”. Y la tercera conmoción, “el shock estructural derivado del surgimiento del mundo post-occidental, en el que incluyó a países como China, India o Turquía, que caracterizó como “países ricos y poderosos, carentes de alianzas fijas y capaces de contrarrestar la influencia de Occidente”. Sobre este concepto Borrell se preguntó “si todavía existe Occidente como tal”, habida cuenta de su envejecimiento y de la desafección de los europeos que algunos sondeos de opinión muestran. Y precisó: “A la pregunta de ¿si su país fuera atacado, acudiría voluntariamente a defenderlo?, solo un tercio de los europeos responde afirmativamente, mientras las dos terceras partes de los consultados dice que no”, subrayó el político catalán.

La distancia de los misiles

A continuación afirmó que la distancia de los misiles yemeníes a Israel es la misma que la existente entre el Sahel subsahariano y España, para destacar que “habremos de hacer frente a amenazas”. Y agregó, “lo mismo que Europa cuenta con un frente al Este, también existe un frente Sur”.

Agregó que en distintos enclaves del Sahel se ha visto manifestaciones en las que se exhibían pancartas donde podía leerse “Putin ha salvado el Donbass (la cuenca minera prorrusa del Este ucraniano) y ahora nos va a salvar a nosotros”, en referencia al Africa Korps, la nueva denominación de la organización de mercenarios rusos Wagner, de Evgeni Prighozin, desplegada en el Sahel, “donde nosotros no estamos”, dijo Borrell (el conferenciante omitió las misiones militares españolas que han sido desplegadas en distintos países subsaharianos). Acto seguido destacó que Rusia, que tiene 700.000 efectivos en su guerra con Ucrania, pese a las copiosas pérdidas sufridas, “es capaz de reponerse por una mayor capacidad de producción de todo tipo de instrumentos de guerra”.

“Enorme confusión”

Pasó después el ex Alto Representante de la Unión Europea a abordar el denominado Rearme de Europa, denominación que criticó y, en cuanto al gasto de Defensa, remarcó que España, que dedica entre el 1,2 y el 1,3% de su Producto Interior Bruto a esta partida “ocupa el farolillo rojo“ entre los países europeos.

Aseguró después la “enorme confusión creada por el hecho de que la Comisión Europea, que no tiene más competencias que las concernientes a la supervisión de la industria, incluida la industria de Defensa, haya asumido competencias relacionadas directamente con la Defensa” que no corresponden más que a los Estados.

Explicó también algunas confusiones creadas en torno a la cifra de 800.000 millones de euros para tal menester de rearme, cifra adelantada por la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Layen, insistiendo Borrell en la necesidad de desglosar esa suma entre el gasto concerniente a cada Estado y el correspondiente al conjunto europeo, por una parte, así como por los distintos tipos y tiempos de aplicación y por la naturaleza crediticia de esas partidas. Siendo el objetivo destinar, por parte de cada Estado, el 2% de su Producto Interior Bruto a los gastos de Defensa, la existencia de países que, como Francia, supera el 3%, genera disfunciones, al igual que otros países que han destinado cuotas similares a los que, subrayó, no se les puede pedir que incrementen lo ya previamente incrementado.

Defensa territorial militar

Josep Borrell insistió en que la defensa territorial militar europea ha estado a cargo de Estados Unidos desde la Guerra Fría y se preguntó si Europa se puede permitir sustituirla y asumirla, a lo que él mismo respondió que “no de inmediato ni durante cierto tiempo, ni sin realizar un enorme esfuerzo”: para ello, precisó, “sería necesario duplicar esa cuota del 2% del PIB para el gasto estatal para Defensa hasta el 4% de tales gastos de cada uno de los Estados de la Unión”. Por otra parte, remarcó que, en el terreno estrictamente militar, Europa necesitaría 300.000 efectivos militares más de los que en la actualidad tiene, habida cuenta de que Estados Unidos tiene ahora 100.000 efectivos en 32 bases militares continentales.

Competencias industriales, sí, de defensa, no

Tras reiterar que la Comisión Europea posee competencias estrictamente industriales, no propiamente defensivas que corresponden a los Estados, estableció que el órgano europeo habrá de invertir 650.000 millones, precisando si habrá de ser una inversión anual o fluida. Detalló que hay una fórmula consistente en que, si se aumentara anualmente el 1,5% del PIB correspondiente a cada Estado, durante cuatro años, podría cosecharse la suma de un billón, cifra que consideró disparatada. Se mostró más a favor, “por más razonable y sostenible” de un aumento anual del 0.5%, que generaría así 630.000 millones, más próxima a la suma anteriormente citada.

Sugirió denominar de forma más adecuada a este proceso, más que Rearmar Europa, “rearmar a los Estados europeos, que no es lo mismo”. Así como a su juicio, “hay Estados sin ejércitos, pero no conozco ningún ejército sin Estado” mutando una frase del pensador francés, Francois Marie Arouet, Voltaire.

Recordó después que en Europa se deberán amortizar los 30.000 millones de los fondos Next Generation, además de los 150.000 millones de euros que Europa va a pedir a los mercados de capitales, mediante préstamos llevaderos a 45 años, quizás a demanda de dos en dos Estados, teniendo en cuenta, además, el 65% el valor añadido europeo. Subrayó una propuesta más de la Comisión Europea que implica que los denominados Fondos de Cohesión vayan a parar al gasto militar, para lo cual invoca el artículo 122 de la UE según el cual, a circunstancias excepcionales, deberán corresponder medidas excepcionales.

Tres multinacionales de 30

Resulta destacable el hecho, explicó Borrell, que de las 100 grandes industrias mundiales de armamento, 30 son europeas y solo tres de ellas son multinacionales (supraestatales). Después de informar que países como Polonia, que ya dedica el 4% de su PIB al gasto militar, se pertrecha militarmente en Corea del Sur, como referencia de la debilidad industrial europea, así como la incapacidad continental para comandar Cuerpos de Ejército (50.000 efectivos) y disponer solo la capacidad para hacerlo con Divisiones, señaló que el 55% de las armas europeas proceden de Estados Unidos, “no el 85% como se ha dicho”, puntualizó. Y agregó que “incluso los misiles nucleares Trident con los que cuenta la Marina inglesa, han de ser enviados a Estados Unidos para su puesta a punto”.

Para culminar, se mostró partidario de fórmulas militares consistentes en unidades interoperables y fácilmente movilizables, como medida “más modesta pero más realista”, para resaltar luego la importancia de la Geografía, concluyendo que “cuanto más lejos de la frontera rusa se encuentra un país, más desciende la conciencia de defensa y seguridad”, seguridad que extendió a los ámbitos no solo militar, sino al de la economía o el del cambio climático. Opuesto al discurso del miedo, propuso llamar a la sociedad europea a tomar conciencia de los riesgos y a la capacidad de afrontarlos “con voluntad política y capacidad técnica”.

Diplomacia prescindida

En el tiempo dedicado a las preguntas de la Prensa -que tuvo acceso a esta conferencia pero no puede acceder a las mesas temáticas sobre más de una decena de escenarios geopolíticos mundiales- ante tres cuestiones planteadas por Fuentes Informadas, Borrell intentó justificarse por no haber mencionado una sola vez la palabra democracia durante su larga intervención, que dio implícitamente por supuesta en su discurso.

Asimismo, a propósito de su propia trayectoria diplomática, fue preguntado si daba por hecho prescindir de la diplomacia, que tampoco mencionó, aceptando como hecho consumado el conflicto, a lo que respondió que la iniciativa diplomática la llevan ahora Donald Trump y Vladimir Putin, “que han prescindido de la diplomacia europea”.

Por otra parte, se le recordó cierta fricción mantenida entre Úrsula von der Layen y él mismo cuando era Alto Representante de la Política Exterior y de la Seguridad, a propósito de supuestas injerencias de aquella en cometidos no correspondientes (según puso de manifiesto en una conferencia dictada por Borrell el pasado otoño en la sede del Colegio de Ingenieros de Madrid). También durante su conferencia en La Granja, afloraron en forma de críticas fundamentadas hacia la Comisión. Como colofón, descartó que Donald Trump pueda disolver la OTAN, “para lo cual precisaría de los 2/3 de votos del Senado, de los que no dispone”, si bien afirmó que ha restado credibilidad a la Alianza Atlántica”.

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