Hoy: 23 de noviembre de 2024
Hezbolá ha nombrado a su vice secretario general, Naim Qasem, como nuevo líder del grupo, tras la muerte de su anterior jefe, Hasán Nasralá, en un bombardeo israelí en Beirut el 27 de septiembre. Qasem ha sido elegido por el Consejo de la Shura, órgano de liderazgo del grupo, siguiendo los mecanismos internos para la sucesión. La cúpula del grupo ha expresado su deseo de que Qasem continúe con la “noble misión de encabezar la resistencia islámica” y se ha comprometido a mantener vivo el espíritu de lucha.
El nombramiento de Qasem se produce en un contexto de intensa violencia entre Israel y Hezbolá, que ha incluido una nueva invasión israelí en Líbano iniciada el 1 de octubre. La ofensiva de Israel ha intensificado los bombardeos en Líbano y ha provocado un considerable número de víctimas, incrementando la tensión y los combates entre ambas partes.
La muerte de Nasralá y de su primo Hashem Safiedín, quien era el principal sucesor en la línea de liderazgo, obligó a Hezbolá a reorganizarse tras la pérdida de varios de sus dirigentes en los últimos meses. Este proceso de reestructuración ha sido forzado por los ataques israelíes, que han causado la muerte de figuras clave dentro de la organización y el ala militar del grupo.
Nasralá había liderado a Hezbolá desde 1992, tras la muerte de Abbas al Musaui, uno de los fundadores del grupo, también en un ataque israelí. Desde su creación en los años ochenta, Hezbolá se ha centrado en la resistencia contra la ocupación israelí en Líbano, manteniendo su rol como grupo armado y político influyente en el país.
La escalada de violencia ha dejado en Líbano un saldo de cerca de 2.700 muertos y más de 12.500 heridos, según el gobierno libanés. La situación se agravó después de que Hezbolá comenzara a disparar proyectiles en apoyo a los grupos palestinos, en respuesta a una serie de ataques en territorio israelí.