¿Hay ministros, como los malos árbitros, enviados a la nevera?

No sé si comparten conmigo la impresión de que andan desaparecidos varios ministros y mi duda es si han sido apartados para que no molesten más después de meteduras de pata que ayudan poco a un Gobierno cercado por los escándalos en el entorno del presidente Pedro Sánchez.

Me pregunto dónde están ministros importantes en este Ejecutivo como la titular de Defensa, Margaritas Robles, o la mismísima vicepresidenta María Jesús Montero. Y ¿dónde están Óscar Puente o Félix Bolaños? ¿Y Marlaska? El único que ha justificado su ausencia momentánea de la primera línea es el ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, que se ha apartado un tiempo para ser tratado de un cáncer del que espero de corazón que se recupere plenamente.

Pero ¿y sus compañeros del Consejo de Ministros? ¿Se han ido de vacaciones de Semana Santa para sentir la pasión o para arrepentirse de sus pecados ante los crucificados, cosa que dudo porque no los veo yo de rezos y maitines, sino más bien de proclamas, argumentarios y mítines, que no es lo mismo que laudes al amanecer?

En Europa está que arde el debate sobre el aumento del gasto militar y Robles está como en el anuncio: ha ido a por pan y ha vuelto con un Skoda. Verlo tiene más gracia que escribirlo, pero la interpretación es que no está en lo que debe y se mueve dando bandazos en un cometido que le queda grande como es Defensa.

La que seguro que se ha tomado un respiro por obligación ha sido la nerviosa María Jesús Montero desde sus famosas declaraciones en las que cuestionaba la presunción de inocencia. Le llovieron bofetadas desde todos los estamentos jurídicos, que llegaron a ponerse de acuerdo para clamar contra Montero y su desfachatez de cuestionar uno de los fundamentos del ordenamiento judicial que recoge la Constitución. Después quiso pedir disculpas, pero de aquella manera. A esta ha debido pasarle como a los árbitros que la cagan en un partido, que los mandan a ‘nevera’.

De todos ellos el único ministro que parece que se está ganando el sueldo estos días es el ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, que ha viajado a toda leche a Washington al frente de una delegación española para entrevistarse con el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, para -dicen- tratar de recomponer las cosas después del polémico y poco oportuno viaje del presidente Sánchez a China.

Por cierto, he oído decir de Carlos Cuerpo que “es un ministro normal” y que digan como cualidad de Cuerpo es bueno y positivo, pero ¿será porque no es normal encontrar ministros normales en el Gabinete de Pedro Sánchez. Cuerpo trabaja sin hacer ruido y creo que bien. Sería maravilloso que sus compañeros tomasen nota.