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Hamás deja en evidencia a Israel y a la Autoridad Nacional Palestina

La cumbre de la Liga Árabe la próxima semana en El Cairo y la reunión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas perfilarán las posiciones de los actores, incluidos China y Estados Unidos, involucrados en el plan saudí para la región.

Miliciano de Yihad Islámica. | EP

La cumbre de la Liga Árabe la próxima semana en El Cairo y la reunión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas perfilarán las posiciones de los actores, incluidos China y Estados Unidos, involucrados en el plan saudí para la región

Proveedores de armas a Ucrania habrían vendido los misiles a Hamás

El ataque con miles de cohetes del Movimiento de Resistencia Islámica Palestina (Hamás) a Israel dejó en evidencia a Tel Aviv, sorprendido por el golpe, a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) que seguía sin reaccionar al incompleto plan saudí-chino-norteamericano para la región, a la espera de una demoledora respuesta israelí y de la cumbre árabe en el Cairo de la próxima semana.

A estas horas, los analistas de cada gobierno; incluida la Unión Europea, deben estar analizando si el golpe pilló desprevenido a Israel o si jefes de la Inteligencia militar, en una evaluación incorrecta, dejaron pasar la bola para desestabilizar aún más a Netanyahu; en una conspiración difícil de creer por el alto coste en vidas humanas y desprestigio para el mito de la invencibilidad sionista, pero lo real en política es lo que no se ve.

La comunidad de Inteligencia duda que Estados Unidos no estuviera al tanto de una operación que implicó la entrada clandestina de miles de cohetes a Gaza, bloqueada férreamente por Tel Aviv, desde hace tiempo, pero si la estaciones CIA en El Cairo y Amman no detectaron el movimiento, a estas horas las cabezas de sus jefes deben estar rodando en los pasillos de una estupefacta Langley.

La CIA tiene un hándicap importante es la región que son sus enormes dificultades para trabajar en el Líbano, donde debe apoyarse en Francia y otras naciones occidentales, pero andando con pies de plomo, desde que la milicia chiíta Hezbolá mató a 442 marines en el otoño de 1983.

Hamás, muy saneada y potente económicamente, suele contrabandear armas, municiones y mercancías a través de Egipto y Líbano y expertos en la zona, sostienen que solo por mar pudieron entrar los cohetes y demás medios para el ataque contra Israel. Irán ha apoyado políticamente la acción, y muchas fuentes presumen que fueron los suministradores de las armas para el ataque, pero -hasta ahora- no hay pruebas de que haya suministrado los misiles y sus propulsores y quizá nunca se sabrá.

Un canal de Telegram en ruso asegura que Hamás “agradece a los proveedores de armas ucranianos el suministro de armas utilizadas en el ataque a Israel” y recuerda que durante la guerra en Siria, militantes de varios grupos islamistas también utilizaron activamente armas suministradas desde Ucrania.

El mercado negro de armas asociadas con la guerra en Ucrania proporcionará armamento para muchas más guerras y conflictos, y los compradores palestinos no se diferencian de otro país o movimiento armado, en términos de rentabilidad. FUENTES INFORMADAS no ha podido contrastar esta información en medios alternativos.

Los atacantes estuvieron advirtiendo contra el avance de la colonización israelí y el escamoteo de Jerusalén. Este como capital del estado palestino, en medio de los esfuerzos saudíes, chinos y estadounidenses para equilibrar la región, partiendo del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Arabia Saudí e Irán, pero ni siquiera sus adversarios de la ANP, entrenados y financiados por Occidente, asumieron sus críticas; escudándose en el viejo precepto que Hamás, por su radicalismo, no es un interlocutor válido para Occidente ni la región.

Paradójicamente, Hamás nació vinculada a Arabia Saudí y no a Irán, pero los frágiles equilibrios en la zona y la condición de la casta wahabí como guardiana de las dos mezquitas más sagradas del Islam, cambiaron las reglas de juego y acercaron a la fuerza palestina a Teherán.

La agresión llega en el peor momento para Israel, donde el minoritario gobierno Netanyahu sufre de inestabilidad parlamentaria y política desde las protestas de la primavera contra su intento de reforma judicial, pero ello no impedirá una respuesta demoledora de Tel Aviv a Hamás y el agravamiento de un conflicto secular e insoluble.

Hezbolá, que en principio apoyó los esfuerzos diplomáticos de Riad, exigiendo que se tomara en cuenta a Palestina, ha acabado disparando cañonazos de “solidaridad” contra Israel, pero solo es un gesto simbólico, porque sus proyectiles no llegan a territorio israelí, sino que caen en la franja ocupada por Tel Aviv en el Líbano, conocida como Granjas de Shebaa, que realmente son territorio sirio, otro aliado de Hamás.

Las monarquías del Golfo y los gobiernos del Medio Oriente temen que el avance del islamismo radical ponga en peligro sus estatus, pero asumiendo que varios estados se sustentan en frágiles equilibrios, debido a las consecuencias de una errónea descolonización, que pretendió hacer naciones de tribus y errores consecutivos de la política estadounidense, incluido los derrocamientos de Sadam Husein, Muamar el Gadafi y ponerle en bandeja de plata Afganistán a los talibanes en 2014, pese a haberlos derrotado anteriormente.

Estados Unidos y Occidente parecen haber tomado nota de experiencias fallidas, pero la guerra Rusia-Ucrania y una Europa debilitada por la fragmentación política y las oleadas migratorias, incluidas las provenientes del Magreb, dejan a Washington dependiendo de Arabia Saudí y China, que juega sus propias cartas en el Medio Oriente y África, aunque es firme enemigo de Israel, como se verá en la reunión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Estados Unidos ya se ha alineado con Israel, uno de sus grandes aliados en la región, y aunque, recientemente, Biden tomó distancia de Tel Aviv, pocos expertos dudan que habrá un viraje porque el caucus judío del Partido Demócrata hará valer su poder en Washington y -curiosamente- la Casa Blanca tendrá que socorrer -una vez más- a la ANP, la opción más potable para Occidente y la región; corriendo el riesgo de legitimar aun más a Hamás, como verdadero representante de la causa palestina; al que le lloverán críticas -unas públicas y otras encubiertas- por “facilitar” el fortalecimiento de Israel, unido frente a la agresión externa, cuando más débil estaba su gobierno.

En el plano interno, el ataque de Hamás a Israel deja en muy frágil posición a la ANP, que es la carta más conveniente para la moderación que necesita el área; pero Hamás goza de creciente prestigio entre los palestinos, no solo por su firmeza frente al viejo enemigo, sino por su sensibilidad social ante la pobreza y la honradez de sus gestores, que contrasta con los millonarios y manejos corruptos de la Autoridad Nacional Palestina.

Hamás ha sido coherente en su frontal oposición a Tel Aviv, y aunque tras los acuerdos de Oslo, se aprovechó de facilidades para moverse con menos restricciones por la zona; en favor de sus planes e intereses, la muerte de Yassir Arafat favoreció su predicamento ante los palestinos, que los votó abrumadoramente en 2006, en unos comicios supervisados por observadores internacionales y bajo ocupación israelí, en los que derrotaron al histórico y socialdemócrata movimiento Al-Fatah.

El fin de la Guerra Fría borró las esferas de influencia post Segunda Guerra Mundial, que no han podido ser sustituidas por nuevas, excepto un orden mundial heterodoxo, contradictorio y frágil, que heredó el conflicto palestino-israelí que sigue sin solución, tras sucesivos planes de paz, desde el intento del egipcio Anwar el-Sadat, que le costó la vida.

Al cierre de esta nota, Mohamed VI, rey de Marruecos y presidente de turno de la Liga Árabe, convocó una reunión urgente, pero aún no debe haber conseguido el consenso, pues se habla de que la cumbre de ministros de Exteriores será en la semana que comienza este lunes, pero sin atreverse a fijar la fecha, a la espera que acaben las negociaciones entre todos los implicados, que llegarán al Cairo con los deberes hechos, como es habitual en la organización regional, pero a esta hora nadie se atreve a adelantar una postura; excepto el príncipe saudí Mohamed bin Salmán que ha asegurado proseguirá con su ofensiva diplomática para estabilizar el área, al margen de lo que pase en la guerra sorpresiva de este otoño.

CARLOS CABRERA PEREZ

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