Siempre me he reconocido admirador de Felipe González. Desde sus tiempos de presidente y ahora, cuando parece un ‘apestado’ para los puristas de la izquierda y de su propio partido por decir las cosas claras de lo que no quiere oír en el Gobierno de Pedro Sánchez ni en el PSOE que Sánchez ha construido a su imagen y semejanza.
Por eso hoy sigo siendo un fiel admirador del político socialista, aunque eso me sitúe en la derecha rancia de ideas antiguas y trasnochadas, que es la etiqueta que el sanchismo se ha inventado para quien seguramente ha sido el principal estadista español de la democracia y el dirigente mejor valorado en el mundo, por mucho que le pese a Zapatero y al ‘zapaterismo’ que predican también en la religión del PSOE actual. ¡Como si el sentido común y el sentido de la realidad estuvieran en contradicción con las ideas!
Hace años tuve la oportunidad y en privilegio de moderar un debate con Felipe González como invitado. Ya no era presidente y ya decía cosas que sorprendían y molestaban al poder establecido, reflexiones que no compartían una forma de hacer y gestionar la política y la cosa pública. Cuando le pregunté por ello me dijo que a su edad y después de lo vivido “ya se podía permitir el lujo de decir lo que pensaba”, que tiene mucha lógica cuando sabemos que muchos políticos ni dicen ni hacen lo que realmente piensan y quieren, a veces por razones de Estado y, a veces, por razones personales y de partido.
A estas alturas, Felipe González ha sido el único político al que le he oído decir lo que piensa buena parte del mundo, y la mayoría calla, sobre el presidente norteamericano Donald Trump desde que llegó a la Casa Blanca. En este tiempo, Estados Unidos ha pasado de ser el mejor aliado del mundo, el mejor amigo en quien confiar y apoyarse, a casi enemigo público número 1, del que no te puedes fiar y te puede apuñalar por la espalda, como ha hecho con los aranceles a sus socios europeos de toda la vida.
Sobre ese empresario que prometió acabar en un cuarto de hora con la guerra en Ucrania, y ahí sigue la matanza despiada de su amigo Putin, y descompone estos días la economía mundial, Felipe González se ha referido a él como un «matón de colegio, una amenaza que desprecia a Hispanoamérica y a Europa».
Diferentes informaciones han recogido la intervención del expresidente español durante un encuentro celebrado en la Casa de América de Madrid, en el que Felipe González llama “imbécil” y “necio” a Donald Trump. «Este imbécil que nos acosa no sabe que no sabe y se cree que sabe más que nadie, pero nunca reconocerá que no sabe”. Felipe González afirmó también que “Putin se está riendo de él» y reclamó como una necesidad urgente “construir un eje sólido entre Europa e Hispanoamérica para hacer frente a lo que considera una amenaza compartida”.
Yo no diría que son declaraciones y opiniones de viejos políticos trasnochados, sino el juicio y la valoración de quien sí ve que el “rey va desnudo”, y apunta por dónde deben ir los tiros del nuevo escenario que surge tras entrar Trump en la cacharrería del modelo geopolítico del mundo para destrozarlo todo.
Absolutamente de acuerdo con J.J. Felipe Gónzalez es uno de los mayores estadistas de este Pais de la época democrática. Tiene sus luces y sombras que no empañan lo que ha significado para la consolidación del ideal democrático y sus valores. Frente a esta clase política, que salvo esloganes, carecen de todo, estan algunos como el Ex-Presidente al que prestamos más atención por el interés de lo que cuenta que la voz unanime y cansina de todos los que forman el actual Consejo de Ministros.