Uno de los protagonistas principales se mantuvo en silencio más de la cuenta
El almuerzo se había extendido como se extienden las mañanas calurosas en los veranos serranos de la Córdoba argentina. Pero el mediodía no falla. Armoniosamente, siempre da paso a esos momentos en que el sol se ingenia en batallar contra los vientos “garganteros” que provienen de la garganta del lago San Roque durante los meses de enero y febrero.
Ese almuerzo fue raro. Uno de los protagonistas principales se mantuvo en silencio más de la cuenta. Nubarrones no se veían, al menos a simple vista. Aquel verano carlospacense fue caluroso, no hay porque negarlo. De repente, Facundo Cabral, —ese cantautor predicador de la paz que lo asesinaron en Guatemala— rompió el silencio con un recuerdo: “En Bogotá, (Gabriel) García Márquez me contó que cuando ganó el (Premio) Nobel los periodistas corrieron a la casa de su madre a ver qué opinaba”, y ella dijo: “Yo no sé nada de literatura. Yo lo único que sé es que el Gabo tiene muy buena memoria porque todo eso que escribió se lo contaron”.
Se sabe que Cabral fue amante de México, y de su hotel Presidente, la foto de portada de esta nota fue una ilustración al audio de la última entrevista que le realizó la periodista mejicana Estefanía Morales Camposeco para el periódico el Quetzalteco de Guatemala.
Morales Camposeco sonrojada dijo: “Valga este brevísimo apunte para recordar que el 9 de septiembre de 2010 esperaba a Facundo Cabral en el lobby del Hotel Presidente, de Ciudad de México. La cita era a las 17, y cinco minutos después llegó Facundo”.
“Se disculpó por el pequeño retraso comentando: Vengo de una comida en la casa de Fernanda Familiar. Éramos muy pocos: aparte de ella, estábamos Tania Libertad, Gabriel García Márquez y su esposa Mercedes, Víctor Hugo Sánchez y yo. Víctor fue el autor de las fotos y amigo de todos ellos. Las fotos retratan la última vez que se vieron García Márquez y Facundo Cabral”, recordó la periodista.