Hoy: 6 de diciembre de 2024
Uno de los misterios que se llevó a la tumba en abril de 1996 la que posiblemente ha sido la más famosa e influyente periodista radiofónica de España en los años ochenta y noventa, Encarna Sánchez (de la que el dúo humorístico Martes y Trece hizo una de las parodias navideñas más memorables, la empanadilla de Móstoles) es lo que sucedió realmente con los 43 millones de pesetas (casi 263.000 euros) que la locutora denunció que le habían robado en 1993 en su lujoso chalé de La Moraleja (Madrid). ¿En verdad se los robaron? ¿Quién? ¿Se inventó el robo? ¿Le dio el dinero a alguien?
Casi 30 años después, Eva C. Cruz, colaboradora de FUENTES INFORMADAS, ha tenido acceso a gran parte de los audios decomisados al comisario José Manuel Villarejo (que este periódico irá publicando en los próximos días) que acreditan la realidad sobre este escabroso asunto, y que despejan los muchos rumores sobre el paradero real del dinero que han nutrido infinidad de programas del corazón en los últimos años. La principal sospecha de la periodista recae en una joven inmigrante que trabajaba para ella en su casa. Pero no era ella.
En principio se especuló sobre si el ladrón fue su chófer, que llegó a estar detenido y poco después liberado por falta de pruebas; alguna de sus dos asistentas, o alguien de su entorno de amistades. A Encarna Sánchez siempre se la ha relacionado con quienes eran dos de sus grandes amigas, la tonadillera Isabel Pantoja, quien según algunas fuentes ese día estaba con su hijo Kiko en casa de Encarna, y la periodista de Sálvame Mila Ximénez, tristemente fallecida en junio de 2021.
FUENTES INFORMADAS inicia con esta información de Eva C. Cruz un serial que culminará con la verdad (y que ahora muestra los diálogos que mantuvo la periodista con el exministro de Interior José Luis Corcuera y con el comisario Villarejo). Una verdad que en su día la policía expuso a Encarna Sánchez hasta el punto de que ella, sorprendida con los resultados de la investigación, jamás volvió a hablar de ello.
El serial que hoy inicia este periódico digital no se basa en meras opiniones o especulaciones sobre el destino del dinero. Se basa, nada más y nada menos, que en las pruebas que arrojan los audios del comisario Villarejo, que figuran entre el millar de grabaciones que se llevó la policía en un registro en su casa tras estallar el llamado caso Tándem, tres de cuyas piezas están siendo juzgadas en la actualidad en la Audiencia Nacional.
Encarna Sánchez, con la ayuda de su programa radiofónico, levantó una polvareda con motivo de la desaparición de los 43 millones. Hasta el punto de que llamó por teléfono al despacho del propio ministro del Interior, entonces el socialista José Luis Corcuera, y este, que la atendió de inmediato, se comprometió a poner a disposición de la periodista a su mejor investigador policial para asuntos delicados. Es ahí cuando apareció en escena el comisario hoy jubilado José Manuel Villarejo.
Llamada al ministro, que le responde inmediatamente
Todo empezó el jueves 8 de julio de 1993. Ese día, el recién confirmado ministro del Interior José Luis Corcuera recibió una llamada de la locutora Encarna Sánchez. En aquella época, todo político de raza, y Corcuera lo era, sabía que no se podía dejar de atender una llamada de la por entonces locutora con más influencia en la opinión pública española. Era la todopoderosa Encarna Sánchez.
La razón de la llamada era para informarle de que había denunciado en comisaría un robo de 43 millones de pesetas, que se había producido el sábado anterior. En la parte superior de esta información, este periódico reproduce dos audios íntegros, uno con la llamada y conversación entre Corcuera y Encarna Sánchez; y otro, entre el comisario Villarejo y la locutora Encarna Sánchez.
Quien se pueda sorprender del lenguaje empleado por la locutora y con la naturalidad con la que le refiere al ministro que tenía esa abultada cantidad de dinero en efectivo en casa, y que según ella era para “sacarlo fuera”, tal como le relató, debe comprender que hace casi 30 años, ni existían leyes de blanqueo, salvo para tráfico de armas y drogas, y no se perseguía, como en la actualidad, la posesión de tanto dinero en efectivo. Actualmente, está penalizado portar más de 100.000 euros en efectivo sin respaldo documental.
Aunque dada la notoriedad de la locutora y el miedo que todos le tenían por su poder inmenso en las ondas, el ministro, que ya había sido informado del hecho al poco de presentarse la denuncia, fingió sorpresa y prometió encargarse personalmente de ello. Y eso hizo, pues lo consideró un problema de Estado, del que informó al respecto al entonces presidente Felipe González.
El año 1993 había sido especialmente convulso para el PSOE, ya que, de no haber sido por el fichaje a última hora del juez Garzón como número dos de las listas socialista por Madrid, era posible que el partido hubiera perdido las elecciones, tal y como pronosticaban las encuestas.
Tener como aliada a un peso pesado como Encarna Sánchez, con tanta influencia en la opinión pública, era una oportunidad de oro que no se podía despreciar, máxime cuando ella se había mostrado virulenta contra la corrupción socialista en los últimos tiempos y en caso de tomar interés por su asunto, podría suponer “recuperarla para la causa”.
Versiones contradictorias de la locutora
Según la denuncia que la propia locutora presentó el domingo 4 de julio y que ratificó el lunes 5, ella había recogido dicha cantidad en efectivo el día anterior, de la sucursal del Banco de Comercio de la calle Padre Damián de Madrid. Y debido a una urgencia, un viaje a Sevilla, manifestó que lo había dejado depositado en cajas de zapatos del armario de su alcoba. Y que notó la ausencia del dinero a la mañana del día siguiente, ya que había vuelto de Sevilla a última hora y no miró las cajas porque estaba muy cansada.
Aun cuando fue atendida personalmente y al principio por el comisario jefe de Alcobendas, que era al que correspondía la investigación al estar su domicilio en la Moraleja (calle Marquesa de la Aldama, 44), posteriormente la investigación fue encargada, en paralelo, al comisario Villarejo, que pertenecía a la élite de la inteligencia policial española.
Villarejo comenzó a notar contradicciones en las distintas versiones que daba la locutora y ello le hizo desconfiar desde el primer momento de que Encarna Sánchez estuviese diciendo toda la verdad y/o, en todo caso, notó que ella se guardaba demasiados datos de interés para la investigación.
Así, en su primera versión dijo que había sacado del banco los 43 millones en la mañana del día 3 y que, al volver a su casa, había recibido una llamada urgente para un programa en el que tenía que intervenir en Sevilla y que, con las prisas, se olvidó de guardar el dinero en un lugar más seguro que su alcoba.
Más tarde cambió su versión y dijo que el arrebato de ir a Sevilla le había venido porque tuvo “un pálpito” de que tenía que rezar a la virgen de la Hermandad de Sor Angela de la Cruz, de Sevilla, de la que era su más ferviente devota y madrina, ya que había presentido que su enfermedad (de carácter grave) no seguiría si ella le rezaba con fervor y se encomendaba de corazón a esta virgen.
Trataba así de explicar, con escasa credibilidad, la urgencia del viaje, un sábado, y que no usara ninguna de las dos cajas fuertes de gran tamaño que tenía, una de ellas en el mismo dormitorio, escondida en el armario, donde precisamente había dicho que dejó a toda prisa el dinero, razón por lo cual, justificó el no meterlo a buen recaudo en una caja fuerte.
Según la investigación, podría haber tenido lógica que no bajara al garaje, donde disponía de una habitación de grandes dimensiones, blindada a modo de tercera caja fuerte, por la incomodidad que ello pudiera suponer, aunque dada la fuerte suma, hubiera tenido cierta lógica guardarla con las especiales medidas de seguridad que tenía la estancia, con una gran puerta, de blindaje similar a la de los bancos y con toda clase de dificultades para su apertura.
Puertas sin forzar y cámaras de seguridad
Al no existir ningún rastro de forzamiento de alguna entrada de la vivienda, ni alguien ajeno a la casa que apareciera en las grabaciones recogidas en las cámaras de seguridad que había en ella y desde las que se controlaba el perímetro del chalé, los policías tomaron declaración a todo el personal de servicio, dos empleadas de hogar, un chófer y a un familiar, que llamaban Tita (Pilar Gómez),para buscar alguna lógica a tan extraño robo. También se ha dicho que ese día estaba allí Isabel Pantoja y su hijo Kiko.
Consecuencia de esas indagaciones, se supo que había sido el 1 de julio el día que Encarna Sánchez visitó el banco y había sacado de una de sus cuentas 30 millones de pesetas, pero no los 43 millones que dijo en un principio.
Y puesto que el día 3 sábado viajó de verdad a Sevilla en el tren AVE que salió antes de las nueve de la mañana no hubo posibilidad de ir al banco, regresar a su casa, dejar el dinero y volver a la estación, máxime cuando en aquella época los bancos no abrían los sábados los meses de julio y agosto; aunque no podía descartarse que al ser ella una cliente tan “importante” pudiera el director haber accedido a atenderla ese día.
Con el fin de dar coherencia al relato, la locutora enseguida señaló como sospechosos a los que tenían acceso a su dormitorio, empezando por el chófer, puesto que había sido, según ella, testigo de cómo sacaba esa suma de dinero del banco.
Pese a las presiones que se recibían a diario tanto en el Juzgado número 5 de Alcobendas como en la propia comisaría, el juez decano de la zona y el jefe superior de Madrid, dejaron de mostrar interés en el asunto.
Al temer Corcuera que la locutora detectara la falta de interés en algo que personalmente le afectaba, le ordenó al por entonces máximo jefe policial Agustín Linares que pusiera a trabajar en ese asunto al comisario José Manuel Villarejo, quien entonces estaba en proceso de reingresarse de nuevo en la policía tras una excedencia. Y que adelantara su reincorporación y considerara el encargo como otro asunto de Estado y con máximo interés por parte del Gobierno; al igual que había hechos otros encargos especiales de la época, como, por ejemplo, ir cerrando los flecos del GAL, entre otros asuntos.
Villarejo, hombre de confianza de Corcuera
Al comentársele oficialmente la importancia de Villarejo como experto en inteligencia, tanto Encarna Sánchez como su entorno se referían a él y a su equipo como “los agentes del CESID” (antigua agencia de inteligencia españolas), y en otros momentos como “los paralelos”, que trabajaban en exclusiva para la locutora, lo que le hacía sentirse a ella especialmente importante.
Pese a tratarse de una relación hasta ahora desconocida entre Encarna Sánchez y Villarejo, y que se acredita mediante audios que figuran entre las más de mil microcintas que se llevó la policía en 2017 del domicilio del comisario, sin ningún control, ello permite decir, que no fueron solo 300 las microcintas decomisadas y que el resto ha desaparecido.
En los próximos días FUENTES INFORMADAS desvelará con todo lujo de detalles que el comisario Villarejo, en este caso por orden del máximo cargo policial Agustín Linares, quien a su vez seguía órdenes del propio ministro, realizaba investigaciones paralelas al margen de la que ya se hacían oficialmente. Y que en este caso sirvieron para averiguar qué sucedió realmente con los 43 millones cuya desaparición denunció la popular periodista de la COPE.