En ciertos lugares de Estados Unidos han habilitado parques públicos con la intención de que puedan contemplarse desde ellos las estrellas. Solos, a solas, con la luz pequeña de la noche. Unos piden, cuando la ven, deseos. Otros, que a nadie falte la luna. Los más, se preguntan si esos puntos de luz son las almas de los suyos que muestran su corazón en la noche.
Per ardua ad astra. Por la dificultad a las estrellas… porque menores son los conflictos cuando alguna luz puede verse.
En uno de esos jardines me sorprendió un joven que distinguía con gafas oscuras las constelaciones:
-Miro continuamente al cielo, a la espera de que Dios quiera asomarse algún día.
A punto está diciembre de festejar el nacimiento de un Niño al que reconocen los humildes y viene con estrella. Sabremos todos de quién se trata si estamos atentos a su Palabra y a la luz ya visible debajo de la cuna.