Una información del NY Times afirma que las personas ya están cansadas de seguir noticias sobre política. Es entendible, tanto México como Estados Unidos tuvieron años presidenciales electorales muy intensos. Esta nota del NY Times nos hizo reflexionar sobre el contenido actual en los medios.
¿Deben priorizarse las malas noticias sobre las buenas, o al revés? Una colega me preguntó si la verdad vende. Depende del propósito. La mercadotecnia mediática indica que, si alguien se encuentra con un accidente durante su camino, simplemente por morbo, la mayoría se pararán un poco a ver la desgracia. Eso dicen los estudios. Por ello los medios venden conflicto y fama. Las masas quieren saber todo sobre sus celebridades, y sienten curiosidad por las malas noticias.
Entonces los medios están saturados de muerte, fama, celebridad, miedo y misterio. Cuando una celebridad muere; los medios repiten y repiten la noticia desde muchos ángulos a sabiendas de que las masas consumen este tipo de eventos más que ninguna otra. Solo basta recordar el poder de convocación que tienen los funerales de las grandes celebridades. No es teoría.
Durante el año en Estados Unidos, todo fue Trump; quien ganó la mayoría de los titulares todo el año, y finalmente ganó también las elecciones, prometiendo deportar a millones de indocumentados y acabar con el poder de los cárteles de la droga. Trump supo aprovechar el sensacionalismo, la desconfianza de los medios, y la falta de un presidente fuerte para llevarse el gran premio por segunda ocasión; en lo que resultó una campaña sin precedentes. En este sentido, EU no es el único, las tendencias mundiales de las naciones más desarrolladas se han tornado proteccionistas y nacionalistas, en contraste con los años noventa, en que las fronteras se eliminaban en Europa, y las discusiones sobre una villa global conectada por internet para fomentar un “nuevo orden mundial” liderado por EU estaban de moda en las aulas universitarias.
En México, con el afianzamiento de la Cuarta Transformación, el país se alineaba, al menos desde el Poder Ejecutivo, con la izquierda latinoamericana, que culpa al neoliberalismo de todos los problemas del mundo. Por el calendario electoral, la tensión política en ambos países dominó los titulares durante todo el año.
El hastiamiento con los políticos hacia fin del año es comprensible. Desde hace años existe una saturación de fuentes informativas. La información no se consume igual que antes. La revolución digital lo cambió todo. Hace décadas las personas se podían enterar de los grandes acontecimientos con solo ver las noticias de la noche. Hoy existen medios que operan a todas horas desde diferentes perspectivas ideológicas. Esto puede confundir a los lectores inexpertos. A mi parecer hay demasiadas opciones de información al alcance del celular. Claro está que no todas son confiables. Depende de cada lector el escoger, interpretar, analizar y evaluar la veracidad de la información con una conciencia crítica individual, para no caer en ser una oveja que sigue al rebaño a ciegas.
Aunque nuestro trabajo como analistas de opinión es filtrar y analizar información, a veces la política también nos fastidia. Estar conectado rutinariamente a la información dura constantemente, y luego procesarla, es un proceso estresante. No solo los lectores se cansan de revisar tanta información disponible, también los periodistas nos cansamos de analizar un mismo tema constantemente; por eso nos agrada que, de vez en cuando, los medios den espacio a notas de interés humano y social.
El Diario publica desde hace tiempo una serie de notas escritas al estilo del NY Times en temas tan variados como salud, relaciones personales, anécdotas o cocina, entre otros muy variados temas. No es común ver este tipo de artículos en los medios, pero el NY Times, uno de los periódicos más leídos del mundo, se puede dar el lujo de redactar notas entretenidas a pesar de que, por mercadotecnia, las noticias negativas, morbosas y conflictivas siempre le ganan en importancia a las positivas, porque así es la naturaleza humana.
Por ello nos sorprende que a final de este año se destaquen algunos temas positivos en nuestro estado que, a simple vista, pueden parecer opuestos a la violenta realidad en la que vivimos. A quién no le gustaría que la justicia social predominara; y que violencia que mata, el principal problema de nuestras ciudades, ¿fuera erradicada?
Es alentador que en días pasados hayamos tenido un período de 80 horas sin asesinatos violentos en Ciudad Juárez; especialmente cuando esta tregua no planeada se da en épocas festivas de paz. Actualmente, lo general se contabiliza un promedio de tres asesinados por día.
Considerando que en los peores momentos de la guerra entre la delincuencia organizada este promedio llegó a rebasar los ocho muertitos diarios en Juárez, cuando comandaba la Policía Federal el ahora preso Genaro García Luna, hay mejora, de acuerdo la información. Otra nota periodística informó que, de acuerdo a las estrategias de seguridad, el índice de homicidios violentos está bajando, y se confía en que Ciudad Juárez pudiera salir de la lista de las cincuenta ciudades más peligrosas al término del 2024.
Esto contrasta con otra nota de mucho mayor alcance, una de las más leídas ayer: Después de descubrirse un “narcopanteon” en Ascensión, ahora Chihuahua ocupa el segundo lugar nacional con más narcofosas del país. Entonces, como lectores, ¿qué información se supone debemos creer, las “buenas noticias” o las malas?
Obviamente, no se pueden comparar manzanas con peras. Cada nota tiene un contexto e interés diferente. En este contexto, las dos noticias son veraces, aunque una es más objetiva. No se puede negar un descubrimiento macabro de esta magnitud, las pruebas están a la vista, no es teoría. En cambio, esperanzarse porque la violencia baja unos días pensando optimistamente en el futuro no es muy realista, aunque les convenga a quienes quieren destacarlo.
Es decisión libre de cada lector interpretar la información para formar sus propios conceptos de acuerdo a como cada quien lo percibe. Nosotros esperaremos, veremos si al cierre del 2024 las estadísticas de violencia en el estado se pueden evaluar objetivamente con datos fidedignos comprobables, más que con esperanza. Por lo general la violencia en las ciudades se evalúa de acuerdo al número de asesinatos por cada cien mil habitantes.
Sin embargo, sí tenemos que destacar esfuerzos como los de las personas que participan en las mesas de seguridad, empezando por nuestros gobernantes. El involucramiento de la sociedad civil y políticos en las campañas de educación preventiva, los tratamientos contra las adicciones y la violencia familiar, son cosas que tenemos que agradecerles. Pero antes de creérnosla, falta revisar las estadísticas completas del fin del año, y los intereses de quienes promueven una mejoría para ver si no todo queda apariencias.
En la pedagogía, el pensamiento crítico intelectual es una disciplina activa para sintetizar y evaluar información con aptitud. El asunto es que el nivel intelectual lógico de todos los ciudadanos promedio ha bajado mundialmente debido a factores tan diversos como los avances tecnológicos, la falta de curiosidad, el cinismo ante los medios, el bajo nivel educativo, los prejuicios, el capitalismo salvaje y la pobreza. Las nuevas generaciones han perdido aptitud intelectual para no dejarse engañar. Los medios serios y la investigación son costosos, y si el estado no le invierte a la calidad el amarillismo y el escándalo seguirán dominando los titulares. En cuestiones de principios, no es bueno seguir ciegamente a los líderes del rebaño. Es mejor formar un criterio lógico bien informado.
En el periodismo, son esenciales la vigilancia de los poderes y de las injusticias, sin ello, la sociedad se vuelve muy cerrada, reprimida, dictatorial. Obviamente, la manipulación de la información es prioridad de todos los mandatarios, pero ellos mismos tienen que entender que el periodismo de alto nivel es indicador de la educación, desarrollo, libertad y justicia que existen en un país.
Por su interés, reproducimos este artículo de Gerardo Rodríguez Jiménez publicado en El Diario de Chihuahua