Espantando palomas

1 de abril de 2025
1 minuto de lectura
Palomas. | Fuente: Canva

Podemos imaginarnos un barco lleno de palomas. Un parque donde los niños juegan con ellas a volar despacio antes de la caída. Hemos advertido cómo las palomas de las torres conocen la hora en que se estremecen las campanas y miden el aire antes de que lleguen los sonidos. Da gusto verlas posadas en el alambre de los pueblos donde la paz se necesita.

En los arcos de la madrileña Puerta de Alcalá, antes de que las palomas cruzasen a su antojo deteriorando su filigrana, he visto cómo tapaban sus oquedades fotos de Stalin o de Lenin impidiendo el aire de la libertad en los años duros de la guerra. Ahora, para que no hagan daño las palomas, han amaestrado a halcones con la única intención de que impongan su presencia y las ahuyenten. A aquellas palomas disfrazadas sólo el adiestramiento de la democracia y del derecho pudieron espantarlas. Algún excremento de los suyos queda todavía. Alguna huella de aquellos tiros que nunca entre hermanos ha de repetirse.

pedrouve

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