Nos amenaza una trampa demográfica porque un país sin jóvenes verá disminuida tanto la innovación como su Producto Interior Bruto (PIB) y terminará poniendo fuera de juego no solo el futuro de las pensiones, sino el propio proyecto de vida de los españoles
JUAN FONTES JIMÉNEZ
Para la generación boomer de los nacidos en los años 60, el adjetivo perro, tenía generalmente una connotación negativa, pero para las generaciones Y, Z y posteriores, las nacidas a partir de los años 90 y en las que pronto dejaremos la responsabilidad de mantener la sociedad que heredamos de nuestros padres, el perreo es algo distinto a perder el tiempo y no tiene connotaciones tan malas. De hecho, nuestro país de perros, es una sociedad de bienestar que mantiene en los últimos años indicadores de calidad de vida crecientes, tan solo enlentecidos por la pandemia covid-19 y casi recuperados en la actualidad.
Considerando distintos aspectos como ingresos, empleo, vivienda, salud, educación, medio ambiente, seguridad y satisfacción general, España en comparación con el resto del mundo, ocupa el puesto 23º. Pero son muchos los ciudadanos de otros países mejor posicionados que nosotros, como los nórdicos o los ingleses, que nos eligen libremente para disfrutar de la etapa final de sus vidas tras jubilarse, porque si incluimos en los parámetros anteriores otros como servicios de salud o clima, nuestro país pasa a ocupar la séptima posición por encima de Alemania, Japón o Singapur.
España, a pesar de tener graves problemas estructurales, es un lugar espectacular que lo tiene casi todo. Un país avanzado que ha sabido siempre adaptarse a los nuevos tiempos y modernizarse para mejorar, tal y como hizo en 2005 con la Ley que permitió casarse a parejas de un mismo sexo, en 2006 con una de las Leyes de Reproducción Asistida más avanzadas del mundo y que en este año presentó su tercera versión después de la primera del 22 de noviembre del 1988, o la Ley del Bienestar Animal de 2023 que ha colaborado en que los perros, lejos de llevar una vida perra, tengan una vida llena de facilidades, hasta el punto de que en muchas ocasiones, han sustituido a los hijos que debieran jugar en nuestras calles.
A día de hoy tenemos el doble de perros que de niños y a pesar de que en nuestro país de perros, todos, incluidos ellos, vivamos bien, esta situación podría ser el síntoma de un serio problema que ponga en riesgo la Sociedad de Bienestar que con tanto esfuerzo hemos conseguido crear.
El problema de la baja natalidad de España
España presenta desde 2015 un crecimiento vegetativo negativo con una tasa de fecundidad de 1,3; una de las más bajas del mundo, por debajo del 2,1 necesario para asegurar un reemplazo generacional. La baja natalidad se ha convertido en una preocupación de primer orden, y no solo por su dimensión personal ante el creciente número de personas y parejas que desean formar una familia y no pueden, sino también desde el punto de vista demográfico y de sostenibilidad.
Nuestro país tiene las madres de mayor edad y las que menos hijos tienen de toda Europa, superadas solo por Chipre y presenta además una tasa de natalidad 10 puntos por debajo de la media mundial con una disminución del número de nacimientos del 40,7% en los últimos diez años según el INE, lo que supone una pérdida de más de 100.000 nacimientos en este periodo, condenando a nuestro país al envejecimiento y creando un complicado escenario tanto económico como de salud pública en general.
Hasta ahora,distintos profesionales afectados por esta situación, nos hemos ido adaptando a la nueva realidad: los docentes han reducido la ratio de niños en clase y enseñan otras cosas a otros grupos de edad, los ginecólogos, junto a pediatras, atendemos otras patologías en vez de centrarnos en el control de los embarazos y atención de los partos, pero a los economistas no terminan de salirles las cuentas, porque el equilibrio de una población con una pirámide invertida sostenida por una base estrecha es difícil y tarde o temprano se perderá.
Nos amenaza una trampa demográfica porque un país sin jóvenes verá disminuida tanto la innovación como su Producto Interior Bruto (PIB) y terminará poniendo fuera de juego no solo el futuro de las pensiones, sino el propio proyecto de vida de los españoles.
Juan Fontes Jiménez es Doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad de Granada. Especialista en Obstetricia y Ginecología adjunto a la Unidad de Reproducción Asistida Humana del Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada y director médico de Instituto AVANTIA de Fertilidad. Vocal de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Fertilidad.