Últimamente recurren a consulta un grupo de personas, en su mayoría mujeres y madres de familia, aunque también padres, quienes como motivo de consulta primero comentan no encontrarle un sentido a la vida. Luego, en el transcurrir de la entrevista, mencionan que les cuesta reconocer que han perdido su tiempo en la vida.
Cuando uno les pregunta por qué afirman eso, responden: “Le dediqué todo mi tiempo a mis padres, a mis hijos, a mi esposo, pero yo no hice nada personal para mí”.
A eso se le denomina vacío existencial y se refiere a la sensación persistente de falta de sentido en la vida, una experiencia emocional que surge cuando uno se siente desubicado y sin propósito, como si estuviera perdido en la vida. Es una especie de crisis de valores que puede llevar a la pérdida de la motivación y de la conexión con los demás y con uno mismo. «Diario El Comercio. Todos los derechos reservados.»
El vacío existencial es una experiencia compleja que puede afectar profundamente la vida de una persona, pero que también puede ser una oportunidad para la reflexión y la búsqueda de un sentido más profundo. Una oportunidad para, en el buen sentido, dedicarse un tiempo y retomar la alegría por vivir.
Y aunque no es un trastorno mental, este vacío existencial sí puede vincularse con otros problemas psicológicos como depresión, ansiedad, conductas autodestructivas o adictivas para intentar llenarlo. «Diario El Comercio. Todos los derechos reservados.»
Entre los factores que lo causan están: la rutina, la falta de relaciones significativas y la presión social por ser feliz. Todo esto contribuye al vacío existencial, así como el sentirse alejado de uno mismo, de los propios intereses y motivaciones.
La cercanía de la muerte es también, muchas veces, un factor que lleva a revisar y cuestionar la vida, lo que genera angustia.
La terapia psicológica puede ser útil para explorar el origen de esta sensación y encontrar nuevas formas de hallar significado y propósito en la vida. La terapia ayuda a explorar emociones, identificar patrones de pensamiento y desarrollar estrategias para afrontar la situación.
Y aunque suene trillado, recuerda que solo viviremos una vez. Disfrutemos de este presente; después de eso, solo quedará aquello en lo que decidas creer.
*Por su interés reproducimos este artículo de Héctor Lazo publicado en Diario El Comercio.