La psicología y sociología muchas veces aciertan en el diagnóstico de lo que nos pasa, pero difícilmente encontramos con ellos el remedio para la curación.
Cuando una madre es asesinada por sus hijos es porque el amor se ha desdoblado en infinita tristeza. Cuando un enjambre de risotadas siembra la noche mientras unos desalmados matan a dos guardias civiles, es porque la bondad ha huido de nosotros como un pájaro asombrado. Cuando lo que es intrínsecamente perverso de pronto se convierte en sólo una algarabía y, lo que a todos pertenece, se parcializa en mejoras arbitrarias, es porque el dinero ha dejado sin cauce a los valores. Cuando “Zorra” es la canción que nos representa en Europa…
Una sociedad sin límites destruye el porvenir de las conciencias. Una sociedad sin leyes, que intenta amordazar a sus jueces, se transforma en el desamparo de un “sálvese quien pueda”… y siempre pueden los que tienen barca. Una sociedad sin Dios ve pasar el tiempo como una sombra.