Mantener el cerebro sano no es un misterio, pero sí requiere atención diaria. Un estudio reciente identificó 17 factores que afectan simultáneamente el riesgo de accidente cerebrovascular, demencia y depresión. Aunque estas enfermedades parecen distintas, a menudo ocurren juntas. Los científicos creen que comparten un daño subyacente en los pequeños vasos sanguíneos del cerebro. Por eso, cuidar ciertos hábitos puede prevenir varias afecciones a la vez.
Entre los factores protectores destacan la actividad física regular, una dieta rica en frutas, verduras, pescado y frutos secos, y participar en actividades cognitivas como leer, hacer rompecabezas o aprender algo nuevo. Mantener una red social amplia y un sentido de propósito en la vida también fortalece la salud cerebral. Incluso consumir alcohol en cantidades bajas puede aportar algún beneficio.
Por otro lado, algunos hábitos y condiciones aumentan el riesgo. La hipertensión, el colesterol alto, la diabetes, el sobrepeso y la falta de sueño son algunos ejemplos. Otros factores incluyen el estrés, la soledad, el tabaquismo, la pérdida de audición y una dieta rica en carnes rojas, azúcares y sodio. Muchos de estos factores se relacionan entre sí: abordar uno puede mejorar varios al mismo tiempo. Por ejemplo, caminar regularmente con un amigo ayuda a hacer ejercicio, reducir el estrés y mejorar la interacción social, según ha publicado El Diario de Chihuahua.
El estudio enfatiza que no es necesario cambiar todo de golpe. Elegir un factor de riesgo y trabajar en él es suficiente para empezar a notar beneficios. La presión arterial alta es uno de los principales riesgos: controlarla puede reducir significativamente la probabilidad de sufrir un derrame cerebral y, según estudios recientes, incluso la de desarrollar demencia. Reducir el consumo de sal, perder peso y hacer ejercicio son pasos sencillos y efectivos.
La actividad física y mental combinadas es otro punto clave. Caminar, nadar, correr o hacer jardinería fortalece el cuerpo y el cerebro. Las actividades cognitivas, preferiblemente en compañía, estimulan la mente y refuerzan las conexiones sociales. Empezar desde la mediana edad ofrece mayores beneficios, pero nunca es tarde para mejorar la salud cerebral. Pequeños cambios diarios, sumados con constancia, pueden marcar la diferencia y reducir el riesgo de estas tres enfermedades.
En resumen, cuidar tu cerebro implica elegir hábitos saludables y mantenerlos en el tiempo. No se trata de perfección, sino de consistencia. Cada paso que das hacia un estilo de vida más activo, social y consciente cuenta. Tu cerebro te lo agradecerá.