Hoy: 23 de noviembre de 2024
Las elecciones autonómicas de Cataluña supondrán una prueba de fuego para Ejecutivo de Pedro Sánchez. La región es el feudo del PSOE y su principal fuente de escaños, por lo que resulta inevitable pensar en los resultados del próximo 12 de mayo en clave nacional, más aún después de la aprobación de la amnistía.
La situación en la que queden ERC y Junts también será fundamental para el porvenir de la legislatura a nivel nacional. Un vuelco electoral podría abrir un nuevo escenario en el que las formaciones independentistas volverán a ponderar si les interesa seguir dando su apoyo al PSOE en Madrid.
Los socialistas comprobarán si los catalanes avalan toda una serie de medidas adoptadas para afrontar el conflicto que generó el procès para garantizar los apoyos de ERC y Junts en el Congreso de los Diputados. Hasta el momento Cataluña ha sido el principal granero de votos de Sánchez y el que ha compensado la caída de apoyos de los últimos años en casi toda España.
Por tanto, será clave ver si el partido encabezado por Salvador Illa gana o pierde apoyos el 12 de mayo —fue el más votado en las últimas elecciones catalanas en febrero de 2021–. Pero tan importante como esto para el futuro de la legislatura, será cómo queda establecido el nuevo reparto de fuerzas en el independentismo.
Las distintas decisiones que ha ido tomando Sánchez respecto a Cataluña: indultos a los líderes del procès encarcelados, derogación del delito de sedición y rebaja de la malversación han contribuido al desgaste electoral del PSOE, que ha cosechado derrotas en casi todas las citas con las urnas de los últimos años.
De hecho, su última gran victoria fue precisamente en las catalanas del 14 de febrero de 2021 donde Illa fue el candidato más votado y a pesar de todo no pudo gobernar dado que ERC y Junts sumaron fuerzas en un gobierno de coalición.
A partir de entonces se han sucedido las derrotas en la Comunidad de Madrid, Andalucía y Castilla y León. En las generales del 23 de julio fue segunda fuerza por detrás del PP, aunque resistió por la mínima y Sánchez pudo seguir en Moncloa después de pactar con el independentismo catalán y terminar concediendo la Ley de Amnistía.
En las últimas elecciones que se han celebrado, las gallegas del pasado 18 de febrero, los socialistas sufireron el peor resultado de su historia. Era la primera vez que los ciudadanos acudían a las urnas después de que el PSOE aceptase la Ley de Amnistía. En todo caso en Ferraz trataron de desvincular la caída de esta circunstancia, en un territorio históricamente desfavorable para sus intereses.
En las generales del 23 de julio, si los socialistas resistieron fue gracias al resultado que obtuvieron en Cataluña, donde fueron la primera fuerza y lograron 19 escaños de los 48 que se reparten en total, a costa de un independentismo dividido que perdió buena parte de sus votos. Pero ahora, con la Ley de Amnistía aprobada y un posible regreso de Carles Puigdemont en el horizonte, deben convencer de nuevo a su electorado.
En el Gobierno y en la dirección del PSOE afrontan el adelanto electoral en Cataluña con optimismo y consideran que llegan “preparados”, aunque admiten que les han trastocado sus planes, que pasaban por aprobar primero la amnistía, después los presupuestos y asegurar así la viabilidad de la legislatura hasta 2027.
Pese a todo, se encomiendan al tirón de Illa al que ven reforzado y con buena imagen institucional, al haber apoyado a Pere Aragonès para que hubiera presupuestos en Cataluña, que no salieron adelante por la negativa de los Comunes a votar a favor. En esta línea fuentes socialistas avanzan que Sánchez tendrá una importante presencia en la campaña electoral.
De hecho este domingo estará en Barcelona junto a Illa, en la clausura del Congreso del PSC que renovará el liderazgo del exministro de Sanidad al frente de los socialistas catalanes. Aunque estaba organizado de antemano sin contar con el adelanto electoral, en Ferraz señalan que les viene bien como lanzamiento de la precampaña.