Hoy: 23 de noviembre de 2024
Los partidos Demócrata y Republicano, con más de 200 años de protagonismo en la política de Estados Unidos, están representados por dos animales icónicos: el burro y el elefante, respectivamente. Estas simbologías, profundamente arraigadas en la cultura política del país, se originaron en anécdotas del siglo XIX y se consolidaron gracias a la sátira y las caricaturas de la época, según cuenta 20Minutos.
El Partido Demócrata fue el primero en adoptar un símbolo animal. Durante la campaña presidencial de Andrew Jackson en 1828, sus oponentes lo ridiculizaban llamándolo “jackass” (burro o estúpido en inglés) debido a su persistencia en algunas políticas. Sin embargo, Jackson decidió apropiarse de este insulto y convirtió al burro en un símbolo de cercanía con la América rural y trabajadora, proyectando una imagen de determinación. Su victoria consolidó al burro como emblema del Partido Demócrata.
El Partido Republicano, por su parte, vinculó su símbolo con la presidencia de Abraham Lincoln y la Guerra Civil de 1861. Aunque el origen exacto es incierto, algunos creen que el elefante representaba la fuerza y la estabilidad que el partido deseaba transmitir, mientras que otros lo asocian con una expresión utilizada por soldados que hablaban de “haber visto al elefante” al referirse a su experiencia en combate.
Ambos símbolos quedaron firmemente arraigados en la cultura política estadounidense gracias al caricaturista Thomas Nast. En 1874, Nast publicó una caricatura que asociaba a los elefantes con los republicanos en una sátira sobre el presidente Grant. Posteriormente, también relacionó a los demócratas con el burro en sus viñetas. Estas ilustraciones populares fueron determinantes para consolidar estos animales como los símbolos permanentes de los dos principales partidos.
Nast, trabajando para la influyente revista Harper’s Weekly, fue un pionero en la utilización de estos animales en el imaginario político, y a lo largo de los años continuó usando estas imágenes en su trabajo. Su influencia en la representación visual de los partidos perduró, y tanto demócratas como republicanos terminaron por adoptar oficialmente el burro y el elefante como parte de sus respectivas identidades políticas.
Estos animales no solo representan a los partidos, sino también los valores que cada uno quiere proyectar: el burro, asociado con la humildad y el trabajo duro, y el elefante, vinculado con la fuerza y la resiliencia. A día de hoy, estas imágenes son parte integral del panorama político de Estados Unidos, apareciendo en logos, campañas y debates, recordando sus orígenes en la historia y la sátira.
Aunque han pasado más de 150 años, el burro y el elefante siguen siendo símbolos visuales poderosos y reconocidos a nivel mundial.