Hoy: 19 de febrero de 2025
El mundo se encamina hacia un futuro de baja fertilidad, donde se prevé que para el año 2100 más del 97% de los países y territorios tendrán tasas de fertilidad por debajo del nivel necesario para mantener el tamaño poblacional a lo largo del tiempo. Sin embargo, persistirán tasas de fertilidad relativamente altas en países de bajos ingresos, principalmente en el África subsahariana occidental y oriental. Esto, según un nuevo estudio publicado en The Lancet, resultará en un «mundo demográficamente dividido» con grandes implicaciones para las economías y las sociedades.
La investigación, basada en el Estudio de carga global de enfermedades, lesiones y factores de riesgo (GBD) 2021 dirigido por el Instituto de Métrica y Evaluación de la Salud (IHME) de la Universidad de Washington, muestra que la mayoría de los países necesitan una tasa de fertilidad total (TGF) de 2,1 hijos por mujer para mantener el reemplazo generacional de la población a largo plazo.
Se proyecta que para 2050, 155 de 204 países y territorios estarán por debajo del nivel de fertilidad de reemplazo, aumentando a 198 de 204 para 2100. Esto implica que, a menos que la baja fertilidad se compense con una inmigración efectiva, las poblaciones en estos lugares disminuirán. También se destaca la importancia de políticas que brinden apoyo a los padres para mitigar el impacto de la baja fertilidad.
Se espera que la tasa de fertilidad total en Europa occidental disminuya, mientras que países como Israel, Islandia, Dinamarca, Francia y Alemania tendrán tasas de fertilidad más altas hacia finales de siglo. Por otro lado, se prevé que las tasas sean mucho más bajas en otras partes de Europa y Asia.
«Nos enfrentamos a cambios sociales asombrosos a lo largo del siglo XXI», comenta el autor principal, el profesor Stein Emil Vollset del IHME. «El mundo enfrentará simultáneamente un ‘baby boom’ en algunos países y un ‘baby bust’ en otros», añade.
Por su parte, la coautora principal e investigadora científica principal del IHME, la doctora Natalia V. Bhattacharjee añade que las implicaciones son inmensas. «Estas tendencias futuras en las tasas de fertilidad y nacimientos vivos reconfigurarán completamente la economía global y el equilibrio de poder internacional».
El estudio sugiere que mejorar el acceso a la anticoncepción moderna y la educación femenina puede ayudar a reducir las tasas de fertilidad en países con mayor fertilidad, como los del África subsahariana. Asimismo, se examina el posible impacto de políticas pronatales en el aumento de las tasas de fertilidad en países con fertilidad por debajo del reemplazo, aunque se reconoce que estas políticas no serían suficientes para alcanzar el nivel de reemplazo.
En resumen, el estudio destaca los desafíos que enfrenta el crecimiento económico en países con una fuerza laboral en declive y resalta la necesidad de políticas que promuevan la maternidad y brinden beneficios adicionales a la sociedad, como una mejor calidad de vida y mayor participación de las mujeres en la fuerza laboral.