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El mártir

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El expresidente de Cataluña Carles Puigdemont. | Fuente: Europa Press

A Oscar Wilde se le atribuye esta frase memorable que quizá en otro candil les haya recordado: «No vivas dando tantas explicaciones, tus amigos no las necesitan, tus enemigos no las creen y los estúpidos no las entienden».

Reconozco que hoy me siento profundamente estúpido por no haber sabido reconocer las explicaciones, que todavía aguardo del Presidente del Gobierno, sobre la amnistía y haber atajado a tiempo este martirio por el que hemos sometido durante años al señor Puigdemont. Ya saben que sólo me gusta ponerle nombre a las personas para enaltecerlas y hoy, supongo que en nombre de muchos, me pongo de rodillas ante el personaje, injustamente exiliado, y solicitarle misericordia para tantos estúpidos que hay en este País, entre los que me encuentro.

Ni un gobierno ni nada noble puede construirse en España sin su perdón. Perdónenos, señor Puigdemont, porque hemos pecado contra usted. Aunque tarde, menos mal que he podido darme cuenta lo estúpido que soy. De verdad que lo lamento.

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