Felicidades a la reina madre doña Sofía, que cumple hoy ochenta y cinco años. Se le ha visto llorar en el homenaje a un amigo de la Corona y especialmente sensible en diversos actos, sin que pasara desapercibido el semblante llagado de su compostura. Le afean no haber sabido educar a sus hijos en la disciplina de su rango y el mantener un silencio pasivo ante el desorden descarado de su matrimonio. Yo creo que ha sido una reina ejemplar, intachable en su servicio a España. Y, como si no le faltaran motivos para llorar, ha sido apartada injustamente de los actos más significativos de la Familia. A esa edad, sobra la justificación de los protocolos.
La reina doña Letizia no tiene la costumbre de la majestad. Aunque, según los frutos, está educando impecablemente a sus hijas, nos ofrece casi siempre un gesto altivo, una conducta ríspida, propia de conciencias alteradas.
La princesa Leonor deslumbra, tiene aura, categoría de reina. Dios la guarde.