La exploración de pesca del juez Juan Carlos Peinado, titular del juzgado de instrucción número 41 de Madrid, ha celebrado este 16 de abril un año por todo lo alto: con la declaración de Félix Bolaños, ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, en calidad de testigo en el Palacio de la Moncloa en el ‘caso Begoña’.
El juez Peinado ya entró sobre las once de la mañana lisa y llanamente de mala hostia o de mal talante. Porque en el coche que pidió a los servicios de Presidencia y que se le envió estaba previsto que le acompañara un policía. El juez dictó un auto (resolución) el martes pasado, víspera de la declaración de este miércoles 16 de abril, en el que rechazaba esa compañía.
Nada más entrar en el recinto de La Moncloa en el cual los Servicios de la Comunidad de Madrid montaron el pasado martes 15 de abril el sistema de grabación del vídeo de la declaración, el juez Peinado dijo que estaba mal hecho. Es que todas las sillas estaban colocadas el mismo nivel: la del juez, el testigo, el fiscal y los abogados de las acusaciones populares.
«El magistrado instructor tiene que estar en otro nivel, por encima, no es posible que este al mismo nivel que el testigo» explicó con visible desdén ante el ministro de Justicia, cuya silla estaba bastante alejada, por lo cual no era fácil distinguir las alturas. «Aquí se necesita una tarima para poner encima la silla y respetar las normas”, ordenó Peinado.
Además del retraso con que ya comenzaba la comparecencia, la búsqueda de la tarima prolongó la espera. A todo esto, la tarima que llegó para Peinado no evitó que tanto el fiscal como los letrados de las acusaciones populares se refrenaran de pedir que también ellos lo suyo. Es decir: deberían estar al mismo nivel que el juez, como suele ocurrir en los juzgados, donde todas las partes y el juez se sitúan en estrados. Pero el juez Peinado ya estaba con su tarima por encima de todos los demás y no acogió la idea.
El juez instructor estaba interesado en preguntar a Bolaños por María Cristina Álvarez, la asistenta de Begoña Gómez, que fue contratada en 2018, cuando él era secretario general de la Presidencia. El juez ya preguntó hace meses al vicesecretario general de la Presidencia del Gobierno, Alfredo González Gómez, por la asistenta, a quien primero citó como testigo, rechazó imputarla a petición de las acusaciones populares y finalmente decidió imputarla por un delito de malversación de caudales públicos . Según el juez por realizar trabajos particulares o personales para la esposa del presidente. González había declarado que por encima suyo estaba Bolaños, en calidad de secretario general de la Presidencia.
Bolaños explicó al juez que no conocía a Álvarez, quien formaba parte de un grupo de unos cien contratados como personal eventual. El juez indagó quien estaba por encima directamente de Álvarez, a lo que Bolaños señaló que se trataba de Raúl Díaz. El juez preguntó por su segundo apellido, pero Bolaños señaló que no lo recordaba. Mientras varias acusaciones apuntaron que su nombre completo estaba en las actuaciones y dieron detalle de dónde se podía encontrar, Peinado no sin irritación dijo:
-Es que le corresponde al testigo contestar. Le doy al testigo media hora, puede salir y hacer las llamadas telefónicas para averiguar y volver a declararlo.
Bolaños salió. Hizo la llamada. Presidencia de Gobierno había respondido a un requerimiento de información del juez Peinado de fecha 27 de enero de 2025 con información y documentación sobre la contratación de María Cristina Álvarez. Allí se señalaba que se la contrató «a iniciativa y propuesta de Presidencia de Gobierno» para «ocupar un puesto de directora de programas Presidencia del Gobierno número 26 del Gabinete de Presidencia del Gobierno, con efectividad del 16 de julio de 2018». La esposa del presidente conocía a la que sería su futura asistenta.
«Es un puesto que ya existía en el Palacio de la Moncloa durante presidencias anteriores. Y antes incluso hubo más de una [asistenta]», explicó Bolaños.
El juez: «Esto no se investiga en esta causa», cortó el juez,
El fiscal solicitó turno para preguntar por la existencia de dicho puesto con anterioridad a Bgoña Gómez, a raíz de la matización de Bolaños.
El juez consideró impertinente esa vía de indagacíón.
Según fuentes socialistas, Elvira Fernández Balboa, esposa de Mariano Rajoy, Ana Botella, de José María Aznar tuvieron, respectivamente, varias asistentas cada una ellas.
Bolaños contestó a las acusaciones populares sobre temas ajenos a la pieza separada de María Cristina Álvarez pero el juez Peinado aun siendo una evidencia explicó que en fin de cuentas se podía entender que las cuestiones formaban parte de la causa. Bolaños respondió que ignoraba asuntos relacionados con Google o Telefónica.
Por tanto, el juez repescó un nombre con esta diligencia del que ya disponía, el de Raúl Díaz Silva, vocal asesor, responsable de la administración y de la coordinación del personal de los edificios Palacio y Consejo de Ministros en el Complejo de la Moncloa.
Próxima nueva diligencia: citar como testigo a Raúl Díaz Silva. Este tendrá que acudir al juzgado de instrucción número 41 de Madrid.
Y una cosa es segura: no habrá problemas con estrados y dimensiones de altura.