Hoy: 19 de febrero de 2025
Hace unos días la policía presentó en el juzgado de guardia de Madrid a un ciudadano argentino bajo la acusación de haber segado la vida a cuchilladas, el pasado 26 de enero, al okupa que le había arrendado, durante tres meses, por 1.500 euros, parte de su ruinoso habitáculo, en un peligroso lugar que ya es conocido como el hotel Okupa de Madrid, o La Jungla.
Este conflictivo complejo está situado en la calle Lola Flores, barrio de San Blas, Madrid.
Este apartahotel fue concebido para cuatro estrellas y se construyó al socaire de la frustrada candidatura olímpica de 2016, en las proximidades del campo de fútbol donde hoy juega el Atlético de Madrid, el Metropolitano, que iba a ser el pabellón central de esos truncados juegos.
Pero los juegos no llegaron, su constructor se arruinó y Hacienda se quedó con el hotel, varios cientos de habitaciones de lujo que, con el paso de los años, cayeron en un absoluto deterioro: escombros, basura, no hay luz, ni agua.
Es el lugar donde hoy viven varios cientos de okupas de diferentes continentes y que se ha convertido en uno de los contornos más peligrosos de la capital. Tiene fama de muy peligroso.
Ha habido otros asesinatos en su interior y numerosas lesiones. Allí se trapichea con drogas y los altercados no cesan de crecer.
Se han registrado más de 130 denuncias por delitos que van desde usurpación de vivienda y allanamientos hasta tráfico de drogas, incendios y homicidios.
En la actualidad está okupado por varios cientos de migrantes hispanoamericanos y africanos. Estos, a su vez, en muchos casos han arrendado sus habitaciones a otros inmigrantes. Por en torno a 500 euros al mes.
La madre del ciudadano argentino, el agresor, a sabiendas de que su hijo se venía con ella a vivir a Madrid, habló con una pareja que okupaba una de las habitaciones, de nacionalidad peruana, y acordaron que el hijo compartiría el habitáculo con ambos.
No hay luz ni agua en el derruido apartahotel. Para mantener la privacidad por las noches, colocan cortinas de separación en los habitáculos.
El atacante, de 28 años, solo estuvo unos días viviendo con la pareja, pero decidió irse de allí dado el precario estado de la habitación y que la relación entre la pareja y el nuevo inquilino no empezó con buen pie.
Algunos días después de irse, volvió al lugar y pidió a la pareja que le devolviera los 1.500 euros, tras descontarle la cuota proporcional de los días que había dormido allí.
La pareja se negó y se produjo un forcejeo entre ambas partes que terminó en un terrible crimen, el segundo en poco meses en el inmueble, al margen de decenas de agresiones.
Según la versión que dio el ciudadano argentino a la policía, tras el forcejeo, cuando él se marchaba de la habitación, el varón se abalanzó por la espalda sobre él y le pinchó en la cabeza con un cuchillo.
Añadió que él se dio la vuelta al sentir el pinchazo, cogió un cuchillo que había sobre la mesa (la pareja almorzaba en ese momento) y acabó con su vida.
Después huyó del lugar y poco después le detuvo la policía en un descampado de la zona con la camisa manchada de sangre y una pequeña herida en la cabeza.
La policía le llevó a los calabozos y posteriormente a los juzgados de la plaza de Castilla.
El juez de guardia le preguntó por lo sucedido.
-¿Por qué lo ha matado?
-«Ha sido en defensa propia, señoría», respondió el ciudadano argentino. —«¿Fue en defensa propia? ¿Y en defensa propia le ha dado usted 15 cuchilladas…», repuso el juez.
«No recuerdo que fueran tantas… solo le di tres o cuatro, no recuerdo tantas..», explicó el homicida.
El detenido detalló al juez los pormenores de la reyerta, pero el juez entendió que 15 cuchilladas, algunas cerca del corazón, son incompatibles con la legítima defensa.
De hecho, ya está en prisión y le esperan unos 20 años de cárcel.
No es este el primer asesinato que se produce en el hotel okupa de Madrid que, de ser un edificio de lujo, ha pasado a la ruina y es habitado por numerosos delincuentes.
Este lugar hoy está tan lleno de okupas como de escombros y se acumula basura dentro y en los alrededores. A las ventanas de este exhotel de alta gama le han arrancado los marcos para venderlos, enganches ilegales de luz, etc.
Este complejo hotelero se llamó Aragón Suites. Hoy, en cambio, también es conocido como ‘La Jungla’ por el caos e inseguridad que le rodea.
El empresario Rafael Gómez Arribas, dueño del complejo, que funcionó durante varios años como hotel turístico, quebró en 2022, y el edificio quedó abandonado.
Hacienda embargó las viviendas, pero mantuvo a los okupas. Y otros que se han unido en los últimos años. Eran 140 apartahoteles.
Un hotel de lujo okupado… así va a España. Lo embargo Hacienda, que ha preferido dejarlo que se caiga con tal de joder al constructor. así le va a España. Todo es una mierda…p
vaya defensa propia.
Fui policía y todo esto se ha salido de madre hace mucho tiempo
un hotel totalmente okupado por la ineficiencia de Hacienda, que somos todos, dicen..