Después de una edición de Eurovisión marcada por tensiones, controversias y acusaciones de manipulación, la Unión Europea de Radiodifusión (UER) ha decidido mover ficha. No es habitual que el certamen más seguido del continente se enfrente a tantas críticas desde distintos frentes, pero lo ocurrido en Basilea ha empujado a los organizadores a anunciar una profunda revisión del modelo actual.
La UER ha confirmado que llevará a cabo un «amplio debate» con las emisoras participantes en el Festival de Eurovisión con el objetivo de «reflexionar y obtener opiniones sobre todos los aspectos del evento de este año», como parte de la planificación de la 70ª edición del concurso que se celebrará en 2026.
Así lo ha afirmado el director de Eurovisión, Martin Green, en una declaración a Europa Press, en respuesta a la posibilidad de modificar el sistema de votación si se alcanza consenso entre los países.
«Ahora que el evento ha concluido, tendremos un amplio debate con las emisoras participantes para reflexionar y obtener opiniones sobre todos los aspectos del evento de este año como parte de nuestro proceso de planificación para el 70º Festival de la Canción de Eurovisión del año que viene», ha indicado.
Green también ha defendido que mantienen una relación fluida con las cadenas y que toman sus inquietudes con seriedad. «Podemos confirmar que hemos estado en contacto con RTVE y otras emisoras desde la gran final del sábado en relación con la votación del concurso», ha remarcado.
RTVE ha solicitado revisar el sistema de televoto, y no es la única. La televisión pública de Bélgica (VRT) y la de Islandia (RÚV) también han exigido mayor transparencia, especialmente tras la victoria de Israel en el televoto, cuyo resultado levantó sospechas por una agresiva campaña digital previa a la final.
Martin Green, sin embargo, sostiene que el sistema actual es robusto:
«El proceso de votación de Eurovisión es el más avanzado del mundo», y ha asegurado que «un amplio equipo de profesionales verifica los resultados de cada país para descartar cualquier patrón de votación sospechoso o irregular». También ha subrayado que «un supervisor de cumplimiento independiente revisa los datos de votación del jurado y del público para garantizar la validez del resultado».
Según la firma Once.net, contratada para auditar el proceso, se registró una votación válida en todos los países participantes y también desde el resto del mundo. Pero Verifica RTVE ha revelado un informe que cambia el foco.
Según ese análisis, la Agencia de Publicidad del Gobierno de Israel lanzó una campaña de anuncios en Google y YouTube días antes de la final, pidiendo el voto para su representante, Yuval Raphael. La cuenta creada en abril publicó 89 vídeos dirigidos a 35 países entre el 6 y el 16 de mayo, acumulando más de 8,3 millones de visualizaciones. «El análisis de los vídeos no ofrece evidencia de inteligencia artificial, lo que indica que Raphael estuvo directamente implicada en la creación de los vídeos«, indica el informe.
Los vídeos, en distintos idiomas, pedían explícitamente el voto, señalaban su número de participación (14 en la semifinal, 4 en la final) y recordaban las normas del televoto. El 6 de mayo, se publicaron vídeos dirigidos a 16 países, 12 de los cuales competían en la misma semifinal que Israel. El 16 de mayo, un día antes de la final, el canal publicó 73 nuevos vídeos dirigidos a 35 países.
Aunque los anuncios fueron lanzados desde una cuenta verificada del Gobierno israelí, el canal no estaba etiquetado oficialmente como gubernamental.
Mientras tanto, la UER ha aclarado que no sancionará a RTVE por emitir un mensaje en favor de Palestina antes de iniciar la retransmisión oficial de la final. «RTVE es responsable de cualquier contenido emitido fuera de la retransmisión del Festival de Eurovisión», han respondido a Europa Press.
El mensaje de RTVE fue claro y directo: «Frente a los derechos humanos, el silencio no es una opción. Paz y justicia para Palestina». Una frase que, en este contexto, retumba todavía más fuerte.