Todos sabemos que la historia es maestra de la vida y nos enseña, además, las coincidencias que puede haber entre los personajes aquellos y los nuestros de hoy. Apasionante es la historia de Fernando IV de Castilla que, tras morir en 1312 a los 27 años en Jaén, le llamaron con razón El Emplazado.
Sancho IV y María de Molina fueron sus padres que, a la muerte de Sancho quedó Fernando con ocho añitos y muchos conflictos que resolver porque le salieron herederos a la legitimidad de su trono en todas las esquinas. La bravura e inteligencia de María de Molina sortearon los conflictos y, a su mayoría de edad, comenzó a reinar como estaba previsto. Casóse con Constanza de Portugal y tuvieron un hijo, Alfonso XI el Justiciero, muy estudiado y reconocido.
Paseando por sus reinos llegó Fernando IV a Jaén donde , al parecer, los hermanos Carvajal le habían dado muerte a Juan Alonso de Benavides, protegido del rey. Los hermanos fueron condenados a rodar por la peña de Martos, metidos en una jaula con pinchos mientras “emplazaban” al rey ante Dios Todopoderoso, a los treinta días, por la injusticia de su castigo.
Fernando IV enfermó de pronto: una apoplejía, infarto o cualesquiera de estas muerte súbitas porque, tras la siesta de rigor, se lo encontraron muerto a los 30 días del emplazamiento… Que cada uno lo aplique como pueda.