Repaso estos días, y siempre, para seguir aprendiendo, a los grandes maestros del 98 que debieran ser marcados en la inteligencia de todas las generaciones: Ortega, Marañón, Azorín, los Machado… y observo cómo de verdad les duele España en todo lo que escribieron, reflejado en el párpado de cada palabra: “Y todo el campo un momento se queda, mudo y sombrío, meditando… Suena el viento en los álamos del río”.
Lo que nos está pasando es para quedarse mudos, un momento, antes del grito unánime y ejemplar este sábado en la plaza de Las Cibeles, clamando unidad y justicia, derechos y deberes para todos. Aunque discrepe de él escasamente, Savater estuvo impecable: nos representa en su categoría de pensador que, como a los del 98, le sangra España viendo, igual que la inmensa mayoría, que el dolor ya no se esconde y sale a las calles esgrimiendo una firmeza desolada… Suena el viento en los álamos del río.