Hoy: 23 de noviembre de 2024
La casualidad ha querido que el mismo día que se emitía el último capítulo de Cuéntame cómo pasó, la serie de TVE que se ha mantenido 22 años en pantalla y ha marcado un hito en la historia de la televisión en el país, en el Congreso, horas antes, el Rey Don Felipe pedía en el Congreso la unidad de España y reivindicaba la plena vigencia de la Constitución de 1978.
La serie arrancaba la ficción diez años antes, en 1968, cuando los niños pedían con huchas con figuras de negritos o chinos limosnas para el Domund o jugaban en los descampados desprovistos entonces de grandes superficies, un tiempo que en los quioscos se colgaban los tebeos del ‘Jabato’ el ‘Capitán Trueno’ y llegaban a algunas casas, a muy pocas, las primeras televisiones en blanco y negro, con dos únicos canales, que se pagaban en decenas de letras. Y eso, los que podían.
Era todavía la España oscura de miedos y silencios de una dictadura que empezaba a convulsionar, pero que se mantendría viva hasta unos años después cuando la muerte de Franco, en 1975, abriría la puerta al futuro de un país, todavía incierto y confuso que definitivamente se dibujó con la Constitución de 1978.
Fue un pacto de voluntades políticas en el que hubo renuncias por parte de todos para hacer posible el periodo de mayor estabilidad social y política en la historia de España, muy acostumbrada a ínfulas de imperio y a la autodestrucción, sobre todo a fagocitarse como ya demostró en la guerra civil de 1936, por quedarnos en el episodio más reciente y aborrecible.
Las fuerzas políticas sellaron con la Constitución un documento integrador por encima de personalismos y posiciones políticas que dejaba atrás, o lo pretendía, el revanchismo y la venganza, y sentaba las bases de un Estado moderno. El modelo ha inspirado a otras democracias de todo el mundo y el resultado ha puesto a España como ejemplo de transición de una dictadura al sueño de las luces.
Han pasado 45 años y su valor sigue vigente, como ha reivindicado el Rey don Felipe en el solemne acto de apertura de la legislatura celebrada este miércoles en el Congreso de los Diputados al que no acudieron representantes de algunos de los partidos nacionalistas y formaciones de la ultraizquierda, los mismos que hablan de la Carta Magna como el ‘régimen del 78’, con toda la connotación negativa posible, algo absolutamente inconsciente y tremendamente injusto por parte de quienes se empeñan en desdeñar el trabajo de verdaderos hombres de Estado a la izquierda y la derecha.
Ese mismo día en el que Don Felipe clamaba por la cordura desde el hemiciclo de la Cámara Baja con un discurso valiente y brillante, y recordaba que evocar la Constitución no es un ejercicio de nostalgia sino de responsabilidad, en TVE se emitía el último capítulo de ‘Cuéntame como paso’.
De este último capítulo ya nos ha contado Karina Ramírez en Fuentes Informadas que hubo emociones a flor de piel y pocos pudieron evitar las lágrimas por la muerte de la abuela Herminia (María Galiana), y no voy a insistir, pero quiero ir un poco más allá para hablar de una serie que nos ha puesto a los españoles frente al espejo de nuestra propia historia, de nuestras contradicciones y metas.
A lo largo de 22 años la serie nos ha recreado a través de personajes como Antonio Alcántara y Merche, sus hijos, la abuela Herminia y cientos de actores, la evolución de la sociedad española desde el franquismo hasta la actualidad. Y lo ha hecho con decorados y palabras de ese tiempo y, con éste, un retrato fiel y fidedigno de situaciones y paisajes comunes en las que todos nos hemos visto identificados porque lo hemos vivido.
En el último capítulo sonaba la canción ‘Cómo hemos cambiado’ de Presuntos Implicados. Y sí, hemos cambiado mucho y a mejor. Es fácil saber por qué y qué lo ha hecho posible.
‘Cuéntame’ ha sido un ensayo social, una maravillosa tragicomedia ambientada en la realidad histórica y periodística repleta de emociones de cómo hemos afrontado los españoles nuestra madurez como país. No ha sido fácil, pero ha sido posible y los logros son mérito de todos. Hemos sufrido el terrorismo y nos hemos sentido orgullosos al demostrar con la Expo o los Juegos Olímpicos nuestra capacidad para hacernos hueco en el mundo.
Con la Constitución de 1978 España se ha criado en libertad, ha vivido y evolucionado hasta convertirnos en una realidad avanzada en los derechos sociales y también en el crecimiento económico.
Los sucesivos capítulos de ‘Cuéntame’ son el testimonio de una ficción muy real y el mejor ejemplo de lo que ha hecho posible la Carta Magna y debería servirnos de estímulo para comprender que todos, absolutamente todos, cabemos en el presente y futuro con nuestras diferencias, pero en un proyecto común y compartido sin exclusiones ni rupturas. Y en un proyecto común en el que se respete el Estado de Derecho, la separación de poderes y la igualdad de los ciudadanos desde principios solidarios y equitativos.
Sí, Don Felipe, la nobleza política hizo posible hace 45 años el milagro de una democracia duradera, y nuestra obligación debe ser legar a las generaciones más jóvenes una “España más sólida y unida, sin divisiones ni enfrentamientos”.
Los hermanos Alcántara, irreconciliables a cuenta de la herencia familiar, se fundieron al final en un abrazo para demostrar que el gran valor que los unía era la familia, compartir lo bueno y lo malo para respetar la memoria de doña Herminia.
Me temo que a estas alturas es mucho pedir que los españoles podamos rebajar la tensión y abrazarnos en respeto a la memoria de quienes eligieron la lealtad institucional por el bien de todos. Se están dando demasiados pasos en el camino contrario. Los egos y las siglas de ahora hacen mucho daño. ¿Dónde está la nobleza política de entonces?