El dengue está golpeando fuerte en 2025. Desde enero, se han reportado 3,6 millones de casos y más de 1.900 muertes en 94 países. El virus avanza por América, Asia, África y partes de Europa, donde ya preocupa su presencia.
En la Unión Europea y el Espacio Económico Europeo, los casos autóctonos son pocos, pero en aumento. Francia notificó cuatro la semana pasada, sumando diez en total. Italia y Portugal también han confirmado algunos, especialmente en zonas donde el mosquito transmisor ya habita.
Según Europa Press, expertos vinculan este aumento a la expansión de los mosquitos Aedes y al cambio climático. La movilidad internacional y la dificultad para controlar criaderos están favoreciendo la propagación del virus más allá de los países tropicales.
El dengue se transmite por los mosquitos Aedes aegypti y Aedes albopictus. El primero está en Chipre, Madeira y el Mar Negro; el segundo en gran parte de Europa. Estos mosquitos se adaptan fácilmente y proliferan en aguas estancadas. Aunque la enfermedad no es endémica en Europa continental, la llegada de viajeros infectados puede desencadenar brotes locales cuando las condiciones son adecuadas. Desde 2010 se han registrado casos esporádicos de transmisión en la región.
Las autoridades insisten en la importancia de la prevención: eliminar criaderos, vigilar los casos importados y actuar rápido ante brotes. Controlar a estos mosquitos es fundamental para evitar que el dengue se asiente y cause más daño.
El dengue ya no es solo un problema lejano. El cambio climático y la globalización lo acercan cada vez más. Europa debe estar alerta, porque este mosquito silencioso puede convertirse en una amenaza real en cualquier momento.