¿Qué ocurrió conmigo? Se preguntó, y aquella tarde, de un día del mes de mayo, en su casa, mientras en la TV la película El Curioso Caso de Benjamin Button sonaba de fondo, se dispuso a repasar viejas fotografías y así pasar la tarde.
Esa película le había hecho pensar en sus años jóvenes, cuando su piel resplandecía tersa y se sentía bella, segura y feliz. Lo cierto es que en el film el proceso era a la inversa, pero le removió sus recuerdos abruptamente.
Aquella mujer, rodeada de álbumes con fotografías de su noviazgo, boda, familia etc… A punto de entrar en la década de sus ochenta años, se embutió en sus pensamientos y entró de lleno en aquellas fotografías, trasladándose mentalmente a sus años pasados.
Se quedó extasiada con sus recuerdos, incluso vino a ella el delicioso olor a aquel perfume que usaba entonces. Sintió las caricias de su joven marido en aquellos años, llenas de pasión y de esa ilusión que sentían, al comenzar la vida juntos deseando con todas sus fuerzas que durase, el mayor tiempo posible, siendo capaces de alimentarlo día a día esperando y confiando que durase hasta el final de sus vidas.
Todos, en esas imágenes inmóviles, cobraban vida y aparecían jóvenes y felices, con esas tersas pieles que en aquél entonces, simplemente con el roce de la mano en las mejillas, del uno al otro, hacía que temblase la estancia donde se miraban sin hablar, solo sintiéndose.
¿Como todo aquello había existido? Era como un sueño. Ella lo había vivido, gozado y también sufrido, pero le parecía tan mágico ahora en la distancia, quizá por el tiempo transcurrido, pero era la verdadera historia de una vida, en la que ella era la protagonista.
Sintió la necesidad de saber más de sus afectos familiares y de sus verdaderas amistades, recordó como comenzó su gran pasión por la música, su adorada carrera, la que eligió, por sentir una auténtica vocación.
La pudo disfrutar más si cabe, a partir de una perdida muy dolorosa al tener que decir adiós al hombre que la eligió, y ella a él para que siempre estuvieran juntos.
Esas fotos de su boda en aquella recoleta iglesia, llena de flores y sonando, acompañada del órgano, la voz de una compañera cantante lírica, el Ave Maria de Schubert que les decía a gritos interiormente, que estaban hechos el uno para el otro y en ese instante, revivió su sagrado compromiso de por vida.
En ese momento sintió el dolor amargo acompañado de ese sabor a hiel, que produce la soledad, centrada en esa falta perpetua del elegido libremente por ella, y se ensombreció.
Por eso dejó unos minutos de escudriñar en sus recuerdos, aunque en esos tiempos todos estaban basados en el amor, la pasión y en esa entrega incondicional, a pesar de la existencia de situaciones vividas en momentos puntuales, carentes de luz que casi le dejaban el alma muerta, aunque siempre provenían del exterior.
Los dos se habían comprometió para que su tiempo resultase maravilloso, aunque existiesen luces y sombras en el proceso y en ocasiones, también, tristes pero con un resultado verdadero y único.
Hoy comenzando su camino de descenso, y sabiendo que está más cerca el reencuentro con quien comenzó el camino de su vida con décadas de vivencias, y aprendiendo de todo y de todos, por eso no cambiaría jamás su vida por otra, por muy magnífica que fuese.
Esta era su vida, la vivió como pudo, poniendo todo su empeño en que resultase magnifica, hoy puede decir, con la ilusión de aquellos felices años que la ama por haberle hecho vivir ese largo recorrido, lleno de experiencias, y aprendizaje.
Vivir en paz con uno mismo, es el pórtico de esa Gloria soñada
por unos y otros, solo tenemos que agradecer lo recibido, por haberlo vivido, con sus luces y sus sombras.
Para amar de verdad, debes dar sin esperar, si te aman con la misma intensidad que tú, no necesitarás pruebas tangibles.
Solo necesitarás sentir que eres valorado, respetado y que ocupas un lugar destacado en la vida del otro y viceversa… ¡Este es un requisito imprescindible! El mayor privilegio en una pareja, es poder amar, y sentirse seguro y correspondido.
¡Me ha encantado! Es de esos textos que te atrapan por lo que te hacen sentir más que por lo que dicen. Tiene una mezcla perfecta de nostalgia, ternura y verdad, precioso cómo usa la película como punto de partida para hablar de algo tan personal, con esa sinceridad que a veces cuesta encontrar.
Te hace mirar hacia atrás sin dramatismo, con cariño, como quien hojea un álbum de fotos antiguo y sonríe con un poco de melancolía. Es breve, pero te deja pensando.
En la salud y en la enfermedad En la riqueza y en la pobreza y aunque esto sería hasta que la muerte nos separe nunca rompiste ese hilo rojo
Esos dulces pero a la vez malditos recuerdos, ya que, una vez pasan, parecen que fueron un sueño muy lejano, ya que no volverán a suceder y es ahí cuando la nostalgia domina la mente. Llegas a pensar incluso, que es preferible no mirar atrás, porque es fácil quedarse anclado en el pasado. Es como una maldición pero a la vez son vivencias, únicas e increíbles pero el tiempo pasa inexorable, demasiado rápido y entonces piensas que la vida es demasiado corta. Quizás se hayan tomado decisiones correctas o decisiones erróneas, pero es nuestra historia, nuestra esencia actual y lo único que nos queda por delante es el presente y el futuro, por eso necesario tomar conciencia de emplear el valioso tiempo que se nos ha dado para hacer el bien tanto para nosotros como para las personas y animales que nos rodean.
Un texto muy personal sobre el que todos podemos sentirnos identificados. Lo peor las ausencias ya que el tiempo por lo general solo produce perdidas. La música siempre presente, entrañable y salvadora. La única que nos puede conmover como ciertos momentos. Camelot es muy valiente por compartir su vivencias que es la de otros muchos.
Gracias Sr Camacho. Un dia de bajón lo tienes cualquiera.
Gracias por haber gastado un poquito de su tiempo en escucharme
o leerme. C,est la vie….