En estos días, ¿cuántas manos tienen que estar sometidas a tratamiento para curarse las quemaduras y poder renovar esas pieles que han quedado achicharradas de tanto meterlas en el fuego?
Pobres incautos… que no vieron el engaño y la mentira, pero fieles al mandato no les constaba nada, y esa fue su arma elegida para el combate dialéctico
Pero poniendo todas sus negaciones a favor de obra, en el asador, sin freno ni verdad han continuado a bingo, pues aunque tengan las uñas llenas, ennegrecidas de contar dinero, quieren más, mucho más, hasta dejar vacías las arcas del país que les dio vida, haciendo el gesto de los gorilas cuando se sienten poderosos frente a los cobardes y débiles.
No es por política ni por creencias, sus principios no les dan para más, es solo por una enorme avaricia de gente sin honor, sin vergüenza, sin principios, sin moral, pero con un gran desprecio a sus conciudadanos.
Como aquel que esperaba ansioso la herencia del abuelo y permanecía atento y nervioso al creerse el más beneficiado con ella. Luego le llegaría el llanto y crujir de dientes, diciéndose a sí mismo que tenía que haberse preocupado por el bienestar de su abuelo.
Pues estos, los insensibles ante el expolio de bienes y falta de empatía con sus ciudadanos, explotados a costa de los altos impuestos y las malas artes para empobrecerlos, permanecieron siempre en silencio y sin hacer nada para parar el continuo saqueo.
Algunos esperan impacientes la herencia que dejarán estos, sin percatarse de todo el veneno que guarda. Es bueno recordar que las sanguijuelas chupan la sangre y son gusanos del grupo de los anélidos.
Así que atentos, ¿recuerdan la canción de Peret?
Que no estaba muerto no, no, (bis)
¡Que estaba tomando cañas!
Pues aplíquese el cuento…
Los estertores finales son los peores… nunca les importaron los ciudadanos, se reían, hacían chascarrillos de los contrarios, pero las mandíbulas del que se creyó Tigre de Bengala y mordía en vacío ante su frustración, no muere nunca y es la fuerza que nos hace libres.
Esperemos que muchos que hoy se frotan las manos se den cuenta de que esto no es un juego, estamos ante un gran reto para todos los españoles de bien.
Debemos sacar a nuestro país de la gran mentira y podredumbre a la que nos han arrastrado unos personajes de Historias de la Inmoralidad, Mentiras arriesgadas, Más fuerte será la caída, Entre pillos anda el juego, Coge el dinero y corre, y como colofón el más explícito es Alibaba y los cuarenta ladrones, la pena es que no son solo cuarenta, son muchos más.
Esas eran solo películas y libros, lo que continuamos viviendo hasta hoy es verdadero, lo vivimos y lo sufrimos.
Por desgracia para todos los españoles esto es lo que nos han hecho vivir por capítulos, año tras año, mes tras mes, semana tras semana y día tras día, preocupados siempre por nuestra sanidad, educación, seguridad, economía, justicia… Quienes lo consintieron y les dieron alas son tan culpables como todos ellos.
Lo disfrutaron, lo consintieron y se enriquecieron a costa de todos los ciudadanos, decentes cumplidores de unas leyes que nos están asfixiando al máximo.
Bajad de las nubes de una vez, hemos vivido un cataclismo y es hora de regenerar esta patria que se desangra… El último que salga del círculo vicioso, que cierre la puerta con mil candados para que no puedan entrar nunca más los despreciables y los falsos.
Esos que, presumiendo de honorables, con caretas de los héroes de las películas de Disney, nos vendieron la mula torva. Muchos españoles la compraron y otros pagaron por ella. Mal asunto, amigo mío, mal asunto…
Continuad callando con sumisión infinita, aguantando todo, pero
no os quejéis, tenéis lo que habéis consentido con vuestro silencio de cobardes.
Vendrán otros y también os embaucarán. Haced igual que muchos que pagan a detectives antes de comprar una casa para conocer a los vecinos colindantes y no llevarse sorpresas desagradables. Que quien dirija el país debe tener un comportamiento impoluto a lo largo de su vida, con honradez contrastada.
Que su economía al entrar sea acorde con la que pueda demostrar al salir, sin oscurantismos ni falsas ganancias, ni enriquecido con «mordidas», esas tan golosas para los mafiosos, vividores y mala gente sin escrúpulos.
Es la hora de que la buena gente sea capaz de parar en seco a quienes solo crean descontento, ya está bien de no ver, no oír, no involucrase en nada y luego quejarse.
Los cobardes siempre pagan los platos rotos de los que primero los usaron para llenarse los estómagos y luego en un alarde de falta de saber estar, de modales, dignidad y principios, los tiraron contra el suelo dejándolos rotos.
¡Quien quiera entender, que entienda!