En un comunicado difundido este sábado, la agencia científica ha señalado que esta es la tercera vez que ocurre desde que la Estación Biológica de Doñana-CSIC comenzó a registrar datos sobre el espacio natural en los años 70 del siglo pasado
La laguna de Santa Olalla, la laguna permanente más grande de Doñana y la última que ha mantenido agua en agosto, “ha terminado por secarse” y en estos días “ha quedado reducida a un pequeño charco en el centro, donde ya no acuden las aves acuáticas”, según ha alertado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
En un comunicado difundido este sábado, la agencia científica ha señalado que esta es la tercera vez que ocurre desde que la Estación Biológica de Doñana-CSIC comenzó a registrar datos sobre el espacio natural en los años 70 del siglo pasado.
Desde el CSIC ponen de relieve que Doñana “históricamente ha sido un refugio para la fauna”, y cuenta con un importante sistema de lagunas, de las que solo unas pocas se mantienen con agua todo el verano, ofreciendo refugio a las primeras aves limícolas que migran al sur tras criar en el norte de Europa, y además constituyen los hábitats de un buen número de especies de flora y fauna estrictamente acuáticas.
Además, en verano los arrozales también ofrecen un importante refugio. “Pero las cosas han cambiado. A Doñana ya no le quedan lagunas permanentes mientras que la superficie de arrozal 3eeeeeplantado este año es una tercera parte de la normal debido a la falta de agua”, según ha explicado el director de la Estación Biológica de Doñana-CSIC, Eloy Revilla.
La sobreexplotación, “principal problema”
Desde el CSIC agregan que las lagunas peridunares se sabe que están afectadas principalmente por las captaciones de agua de la población de Matalascañas, que en verano aumenta su consumo de agua exponencialmente con la llegada de decenas de miles de turistas y que hace que la población pase de unos pocos miles de habitantes a unas 100.000 personas.
El efecto del consumo de agua por los turistas es tan intenso, según el CSIC, que los piezómetros –los sondeos que miden la profundidad a la que se encuentra el nivel de agua del acuífero–, detectan las diferencias entre los días de diario y los fines de semana, cuando el consumo es “mucho mayor”, e incluso identifican la diferencia entre el día y la noche, cuando la gente duerme y gasta menos agua.
“Esta es la tercera vez que la laguna de Santa Olalla se seca completamente desde que tenemos registros. Ocurrió también en 1983 y en 1995, en ambos casos coincidiendo también con períodos de sequía intensa”, ha explicado Eloy Revilla.
El director de la Estación Biológica de Doñana ha añadido que “sabemos, por las veces que ha ocurrido con anterioridad, que no solo es la sequía la causa de que las lagunas permanentes de Doñana hayan desaparecido”, ya que “la sobreexplotación del acuífero de Doñana es también responsable”. Desde el CSIC puntualizan que “un acuífero está sobreexplotado cuando de él se extrae más agua de la que recarga cuando llueve, algo que lleva muchos años ocurriendo en Doñana”.
La Infraestructura Científica Tecnológica y Singular –Reserva Biológica de Doñana, dependiente de la Estación Biológica de Doñana CSIC–, ha instalado una cámara de seguimiento en la laguna para ver su evolución en los próximos días.
El 31 de agosto, Santa Olalla estaba “seca, agostada y cuarteada, reducida a un minúsculo charco de agua y fango”. “Sorprendentemente”, según apuntan desde el CSIC, el pasado día 1 de septiembre, “después de que mucha gente ha vuelto ya a sus casas, se observa que vuelven a brotar algunos veneros y surgencias de las que se nutre la mayor laguna permanente de Doñana”.
Ante esta “grave situación” en la que se encuentra la laguna de Santa Olalla, el director de la Estación Biológica de Doñana-CSIC pide “que se aceleren las medidas para eliminar las captaciones de aguas subterráneas de Matalascañas, y que, mientras tanto, se impongan restricciones al uso del agua en la urbanización, al menos en años en los que las lagunas se encuentran en situaciones tan extremas como este”. “No puede ser que mientras se sigue regando el césped en Matalascañas, las lagunas de Doñana se sequen completamente”, ha concluido Eloy Revilla.
Un periodo intenso de sequía
Desde el CSIC explican que la sequía que está sufriendo Europa, “especialmente intensa” en la Península Ibérica, “está haciendo estragos en el espacio natural”, pero avisan de que “lo más preocupante es que esto viene de lejos”.
“Hace ya años que no llueve de manera normal. Doñana lleva diez años consecutivos con niveles de precipitación inferiores a la media”, comenta Revilla. Las zonas húmedas y las especies que dependen de ellas, como las aves acuáticas, se ven “especialmente afectadas” y se ven “obligadas a desplazarse en busca de las áreas que mantienen agua disponible en los momentos más duros del estiaje”.
La laguna de Santa Olalla es la única que se mantenía con agua permanente de un rosario de grandes lagunas –las lagunas peridunares– que se forman a sotavento del “impresionante” cordón de dunas que separa la marisma del océano Atlántico. Su origen está en las descargas de agua del acuífero de Doñana en esta zona, el cual genera una “explosión de vida”.
Estos y otros valores naturales, según abundan desde el CSIC, han hecho que Doñana tenga la consideración de Parque Nacional y Reserva de la Biosfera. Sin embargo –añaden desde el Consejo Superior de Investigaciones Científicas–, “la continua explotación del acuífero por parte de la agricultura intensiva y de las extracciones para consumo humano, también en los años tan secos como este, hace que no solo las lagunas temporales hayan desaparecido de Doñana, sino que también las permanentes estén amenazadas”.