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El ciervo vulnerado

Federico Garcia Lorca.- Detroit Opera

Una de las frases que conmovían a Federico García Lorca del Cántico espiritual sanjuanista, era la del “ciervo vulnerado por el otero asoma”. No sabemos qué se figuraría el poeta granadino al leer esta desventura amorosa de un ciervo que, en intención del santo carmelita podía referirse a Cristo herido por la indiferencia de los hombres o al hombre vulnerado por el sarcasmo de sus hermanos.

Muchos de nuestros políticos actuales sienten la vulneración de los improperios nada más “asomar por el otero”. Es una pena cada vez que aparece el Presidente de Gobierno por cualquier esquina de nuestra ancha geografía. La ministra de Hacienda, cuando viene a Andalucía, ha de esconderse tras unas gafas de sol y pañuelo de musulmana para que no la vulneren, ella, que tanto nos vulnera. Y hasta el expresidente Zapatero, el pobre, tan recordado por excelente en su gestión de gobierno, antes de subirse al coche que lo alejaba, llenaron de bajos perfumes a toda su familia. Nadie detuvo los dardos frente su risita de vulnerado.

Menos mal que la vicepresidenta segunda, gestora de trabajo y bondades sociales, ha ido a veranear a su tierra para agradecer los votos en las últimas elecciones. Ella no es rencorosa ni se siente en Galicia vulnerada.

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