Hoy: 10 de octubre de 2024
El campo europeo se encuentra en pie de guerra. Agricultores y ganaderos de distintas partes del mundo han bloqueado con sus tractores el corazón de la Unión Europea y no piensan parar. Ya lo avisó el Movimiento Campesino de Holanda hace un año, sin embargo, se ignoró su amenaza y hoy, 12 meses más tarde, los profesionales del campo ya se han extendido por Bruselas, España, Portugal, Francia, Polonia y Rumanía.
¿El motivo? Porque Buselas les señala de contribuir de manera significativa a la contaminación ambiental. La PAC (Política Agraria Común), diseñada para ser el soporte económico de los agricultores europeos, se ve ahora como un sistema ineficiente, atrapado entre las demandas medioambientales de los gobiernos y las presiones de una agenda ideológica. La pérdida de rentabilidad y la desventaja competitiva frente a naciones con regulaciones más flexibles son llamas que avivan la protesta en el campo.
Las carreteras cortadas y la presión sostenida comienzan a surtir efecto. Los gobiernos de los estados miembros, conscientes de la inquietud que se propaga, responden con promesas de nuevas ayudas, rentas, subvenciones y exenciones.
En este escenario, la Unión Europea, bajo la presión especialmente notoria de Francia, propone derogar, al menos temporalmente durante 2024, la norma que obliga a los agricultores a destinar un 4% de sus tierras cultivables al barbecho, buscando calmar las aguas turbulentas y ofrecer un respiro momentáneo al sector agrícola.
Al menos un millar de tractores han llegado a Bruselas desde distintos puntos de Europa para tratar de bloquear la ciudad en donde este jueves se reúnen los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea en una cumbre informal, con el objetivo de reclamar más apoyos para el campo y denunciar los altos costes que dicen afrontar para cumplir con los nuevos objetivos climáticos y de sostenibilidad.
“Esta no es la Europa que queremos” o “Hartos de promesas, queremos actos”, son algunos de los lemas que se pueden leer en distintos idiomas en las pancartas que exhiben los agricultores en la plaza de Luxemburgo, frente al Parlamento Europeo.
En Sevilla, alrededor de 15.000 personas se han manifestado este jueves para reclamar las infraestructuras hídricas pendientes para la provincia de Huelva que han paralizado el campo onubense. Los portavoces de las organizaciones participantes lamentan que se hayan paralizado más de 150.000 puestos de trabajo relacionados con la agricultura.
“No estamos criticando, estamos pidiendo nuestros derechos y que por fin ambas administraciones reconozcan los planes hidrológicos y lo cumplan y no solamente lo pongan en el papel, sino que se presupueste y que se ejecute”, ha señalado el secretario general de UPA Huelva, Manuel Piedra.
Agricultores portugueses han cortado carreteras que unen el país luso con la frontera de España en la zona de Rosa de la Frontera y Paymogo, en la provincia de Huelva. De este modo, desde primera hora de la mañana de este jueves se encuentra cortada la vía que une Paymogo con Minas de Santo Domingo (Portugal), a la altura del puente que une España con Portugal en territorio portugués y afecta a la HU-7400.
Por otra parte, en Rosal de la Frontera, se ha cortado la carretera que une este municipio onubense con Vila Verde de Ficalho y que afecta a la N-433 en territorio español. Así, en ambos casos solo se permite el paso a vehículos de emergencia.
Agricultores franceses han cortado este jueves a mediodía el tráfico de entrada a Francia por la A-9 en Le Boulou, el último peaje francés antes de la frontera de La Jonquera (Francia).
Eso ha provocado una larga cola de camiones procedentes de España porque los tractores les bloquean el paso, sin incidentes pasadas las 12.30.
El corte afecta a la A-9 (continuación de la AP-7 española) en dirección Francia, por lo que sí pueden pasar los vehículos para entrar en España.
Los agricultores polacos han decidido expresar su descontento en las calles y han interrumpido el tráfico en las principales carreteras de todo el país como forma de protesta contra el Green Deal Europeo. Esta acción busca destacar su preocupación por las posibles repercusiones que este acuerdo podría tener en el sector agrícola local.
Mientras tanto, los países que comparten frontera con Ucrania se enfrentan a un dilema adicional. Aunque la Unión Europea ha otorgado a Ucrania la plena liberalización del comercio como medida de apoyo ante la invasión rusa, las barreras arancelarias y restricciones impuestas por Polonia y Rumanía están obstaculizando la capacidad de los agricultores locales para competir con los productos del otro lado de la frontera.