Más de la mitad de los médicos que han sido víctimas de acoso sexual en su entorno laboral, un 62%, señala haber sufrido tocamientos, abrazos o gestos como «contactos» no deseados, según revela el último informe de Medscape sobre Acoso Sexual en Médicos Españoles. Este estudio pone de manifiesto la persistencia de comportamientos inapropiados en el sector sanitario y detalla otras formas de acoso recurrentes, como comentarios sexuales o miradas lascivas (44%) y violación del espacio personal (31%).
El informe recoge que un 12% de los médicos encuestados afirmó haber presenciado (8%) o vivido en primera persona (5%) situaciones de acoso sexual en los últimos tres años. Además, el perfil predominante del agresor queda claramente identificado: un hombre (80%), colega médico (66%) y con frecuencia, un superior jerárquico (42%). Los incidentes suelen ocurrir principalmente en áreas de alta presión como urgencias (24%) o en espacios comunes como los pasillos (20%).
A pesar de la gravedad de estas situaciones, la respuesta ante los casos de acoso está muy limitada. Dos de cada tres víctimas decidieron no denunciar a su agresor, aunque un 42% intentó previamente que cesara su conducta inapropiada. Solo un 18% comunicó el incidente a un superior o responsable directo, y apenas un 8% lo informó al departamento de recursos humanos.
Las principales razones para no denunciar incluyen el temor a que se minimicen los hechos (45%), a no ser creídos (27%), a la falta de apoyo institucional (30%) o a posibles represalias por parte del agresor (24%). Estas barreras contribuyen a perpetuar un entorno de impunidad y refuerzan la desconfianza hacia los mecanismos de protección laboral.
Las consecuencias del acoso sexual trascienden la esfera personal, afectando el desempeño profesional y el bienestar emocional de las víctimas. Un 20% de los encuestados confesó que su experiencia de acoso afectó significativamente su día a día en el trabajo, y otro 20% reconoció que repercutió de manera negativa en su desempeño laboral.
Además, muchas víctimas optan por evitar la interacción con ciertos compañeros (38%) tras el incidente. Otras secuelas comunes incluyen dificultades para concentrarse (24%), pensamientos de renunciar al empleo (24%) y aislamiento laboral (22%).
El informe también destaca carencias en la formación y en los procedimientos para abordar el acoso sexual en los centros de trabajo. Un 40% de los médicos admitió desconocer el protocolo para denunciar estas situaciones, una cifra que aumenta al 47% en el caso de las mujeres. Apenas el 18% de los encuestados indicó que en su lugar de trabajo existe una formación obligatoria para prevenir el acoso sexual.
Preocupa especialmente la percepción de que estas conductas están tácitamente aceptadas en muchos entornos sanitarios: el 72% de los participantes cree que el acoso sexual es tolerado de manera implícita. Asimismo, un 41% opina que los médicos con mayores ingresos tienen más posibilidades de salir impunes frente a acusaciones de este tipo.
Finalmente, el estudio resalta el impacto del acoso en la atención al paciente. El 69% de los encuestados coincide en que estas conductas no solo afectan a los profesionales implicados, sino que también repercuten de manera negativa en la calidad de los cuidados proporcionados.