Washington, Berlín y Madrid dan un paso más en su apoyo a Kiev, después de las dudas en las capacidades de sus carros de combate y por el miedo a una escalada en el conflicto
Este miércoles, Joe Biden ha confirmado que EE.UU. enviará 31 tanques M1 Abrams a Ucrania, lo que certifica el giro de Washington respecto al material militar que entrega a Kiev. Al mismo tiempo que Alemania ha optado por mandar los Leopard 2. Que Berlín haya tomado esta decisión ha motivado a España a dar el mismo paso. El miedo a la escalada en el conflicto han hecho dudar los tres países occidentales a dar más apoyo a Zelenski.
El Pentágono consideraba que los Abrams no eran la mejor solución. Requieren un adiestramiento especial para su manejo. También consumen enormes cantidades de queroseno para aviones, y sus cadenas logísticas serían más complicadas de construir. En cambio, el Leopard necesita mucho menos combustible y está más establecido entre los ejércitos europeos.
Por otra parte, el mantenimiento del M-1 Abrams es más sencillo que el del Leopard, a pesar de que requiere de abundantes camiones cisterna. Además, algunos países europeos, como Polonia, han reemplazado al tanque del Viejo Continente por el de EE.UU. De todas formas, ambos carros de combate tienen su origen en Kampfpanzer 70/MBT-70, un programa de cooperación entre Alemania y el gigante norteamericano.
Precisamente, uno de los mayores problemas de Ucrania es el de los tanques. Kiev depende de las existencias de carros de combate disponibles en el resto de Europa, mientras que Rusia cuenta con fábricas en activo y enormes plantas de reparación para poner a punto blindados almacenados.
Ante este desafío, también este miércoles, Alemania ha enviado catorce tanques Leopard, decisión que ha motivado a España y a otros países europeos a tomar la misma medida. En el caso del Gobierno de Sánchez, todavía no hay un número oficial.
Los anuncios de Washington y Berlín ponen fin a una importante disputa entre los aliados acerca de la mejor manera de asistir a Ucrania, que reclamaba los tanques para responder a la ofensiva rusa. Y, de esta manera, Scholz rompe el estigma alemán de mandar carros de combate después de la II Guerra Mundial.
El límite entre la defensa y el ataque
Con el envío de los Leopard, algunos aliados de la OTAN rompen un relato: que los medios que se transfieren a Ucrania son solo “defensivos”. Aunque Biden insiste en que el envío de nuevo armamento “no representa una amenaza de ofensiva contra Rusia”.
Que la mayoría de países europeos manden el Leopard, mientras EE.UU. apueste por los Abrams, marca un momento crucial en el poder por el mercado de defensa armamentística. Un contexto en el que los estados comunitarios están ante el dilema de depender del gigante norteamericano o tener más autonomía en el ámbito militar.
El caso de España
53 de los 108 carros Leopard que posee el Gobierno de España en el Centro Logístico de Casetas (Zaragoza) son viables. 20 de ellos están en buenas condiciones, y otros muchos necesitarían la puesta a punto correspondiente de cualquier vehículo en hibernación. Se adquirieron de Alemania en 1998.
Curiosamente, Pedro Sánchez fue el primer gobernante en ofrecer tanques Leonard antes del verano. Sin embargo, la ministra de Defensa, Margarita Robles, destacó que están en un estado “absolutamente lamentable”. Y Alemania puede vetar el envío de estos carros, ya que la patente procede de allí.