Hoy: 7 de noviembre de 2024
El republicano Donald Trump ha vencido en las elecciones celebradas este martes en Estados Unidos sobre la demócrata Kamala Harris y buena parte del mundo ha perdido.
Desde hoy Ucrania está más sola, los migrantes deben prepararse para su deportación masiva y Europa, al menos esa parte de Europa que rechaza los populismos y la ultraderecha menos solidaria y democrática, debe acostumbrarse a una relación distante y alejada del país más poderoso más del mundo, que desde hoy empieza a mirarse el obligo en la doctrina de un presidente que practica el “primero Estados Unidos y después también”.
El republicano, que ya tiene 267 de los 270 votos electorales necesarios, gana en los estados de Carolina del Norte, Pensilvania y Georgia y aventaja también a la candidata demócrata en Nevada, Míchigan y Wisconsin, que son claves para llevar al presidente a la Casa Blanca. Los republicanos se hacen con el control del Senado y mantienen su mayoría mínima en la Cámara de Representantes.
La victoria de Trump da alas al avance de los populismos y la ultraderecha europea y el primer ejemplo lo tenemos con el entusiasmo demostrado por el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, al que le ha faltado tiempo para felicitar al republicano por su “enorme victoria” en las elecciones, y eso antes incluso de confirmación oficial.
“Felicidades al presidente Trump por su enorme victoria, una victoria muy necesaria para el mundo”, ha dicho Orbán en su cuenta en la red social X. Las impresiones de Meloni, Abascal o Marine Le pen, por poner algunos ejemplos, no deben estar muy lejos de Orbán.
Se habían planteado estas elecciones como algo más que una consulta interna norteamericana y con razón porque la visión política, social y económica de Trump y de los demócratas es radicalmente distinta en materia de defensa, de desarrollo económico o inmigración y eso tiene una correspondencia enorme sobre territorios como Europa.
Todo no eran luces en el programa de Harris, y el aborto era una de esas cuestiones espinosas, pero el programa trumpista asusta a una gran parte del mundo libre que teme la gestión del poder que practican sanguinarios como Putin o Kim Jong-un, que tiene en su hermana Kim Yo-jong, la actual subdirectora primera del comité Central del Partido de los Trabajadores de Corea del Norte un avatar incluso más sangriento y temerario… Y Trump se lleva bien con ellos, mejor que bien.
Ya apuntó maneras el empresario, al que algunos consideran un golpista por jalear le toma del Congreso tras su derrota en las anteriores elecciones, cuando alardeó de su simpatía y amistad con Putin, cuestionó el futuro de la OTAN, cerró las fronteras del país a los migrantes y aplicó políticas proteccionistas sobre la entrada de exportaciones con aranceles que pondrán en serios apuros la llegada de productos como los españoles.
Durante la campaña anunció que él acabaría con la guerra de Ucrania en un día, que la guerra en la Franja de Gaza no se habría prolongado ni extendido y que Estados Unidos dejaba de ser el ‘hermano mayor’ en las políticas de defensa y disuasión en los conflictos internacionales, que ha ejercido hasta ahora por su papel de superpotencia mundial.
Los resultados desmontan las informaciones que hablaban del empate técnico entre los dos candidatos, que al parecer estaban más en el deseo de las empresas de sondeos que en la realidad. El voto oculto era mayoritario a favor de Trump, ya no solo en los estados de la América profunda que se identifica con los postulados de un empresario-político que quiere que Estados Unidos deje de ser parte esencial del mundo para mirarse hacia dentro, y curiosamente le da victoria arrolladora al republicano con el apoyo del voto hispano y el de la mujer.
En el caso del voto hispano los analistas sostienen que ha sido la idea de hacerse fuertes los que están dentro a costa de cerrar las puertas para que no lleguen más, que refleja la insolidaridad de los que entraron ilegalmente a un país para tener una oportunidad. Y en el de la mujer sorprende que Harris y la posibilidad de convertirse en la primera mujer negra presidenta en la historia de Estados Unidos, no haya seducido lo suficiente y la participación femenina haya sido inferior a la de consultas anteriores.
En el análisis que hace el diario El País escribe que el nuevo presidente “ha ganado promoviendo la venganza, el rencor, la mentira, el odio, el insulto y la confrontación. Ahora toca ver cómo se dispone a reinar”. Cierto, los antecedentes no son buenos y sus discursos incendiarios durante la campaña tampoco. No podemos esperar nada bueno de esta victoria, pero el pueblo norteamericano ha hablado y solo cabe el respeto y mantenerse a la espera de los acontecimientos. El clásico lo resumía con acierto: malos tiempos para la lírica.