Escribía yo ayer en el candil diario el tino, que no el desatino, del Presidente de Gobierno al haber elegido a tres damas de alcurnia intelectual para que lo vicepresidieran (que nada tiene que ver con el presidio) en las tareas de Gobierno. Tales señoras suelen vestir de rojo para no desentonar y llenan de almíbar mis desayunos porque lo primero que busco con afán cada mañana son las declaraciones con que revisten de talento el día.
La señora vicepresidenta segunda, que camina por los pasillos del Congreso con muchos papeles y carpetas en la mano, imagino que en los últimos llevaba el evangelio porque de pronto, como la más enrubiada misionera, ha exclamado: Propongo y reclamo que a los perseguidos por el franquismo se les dé una paga vitalicia de 825 euros mensuales… Y como esa persecución es clave para sentirse bienaventurado, la señora vicepresidenta segunda quiere paliar la desdicha con un sobrecito a fin de mes. No hacen falta pruebas, con añadir un poquito de “pluma” a la denuncia bastaría.
¡Ay, señora, consígalo cuanto antes, que la luz sostenga su más brillante idea!
pedrouve