Hoy: 23 de noviembre de 2024
Confinado en su chalé de Guadalmina desde el jueves 12 de marzo, 48 horas antes de la declaración del estado de alarma el 14 de marzo, José María Aznar interviene desde Marbella en la política española a través de la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES). Está escandalizado. Acaba de leer en el Financial Times, la biblia de las grandes corporaciones y los mercados financieros, que es necesario cambiar radicalmente las prioridades de la política económica de las últimas cuatro décadas, considerar los servicios públicos como inversiones, dar seguridad a los mercados del trabajo y resucitar la redistribución de ingresos. Redistribuir. Estudiar una renta mínima y el impuesto a la riqueza.
Hay que salir al paso de la marea que sube. Desde Marbella, Aznar toma contacto con su equipo en Madrid. Realizan un brainstorming. FAES actúa como un periódico. Vincularán la amenaza del “marxismo” y el “estatismo” con el estado de alarma, bajo el cual se han suspendido hace una semana, el 29 de las actividades no esenciales. El Gobierno de Pedro Sánchez sometería al Congreso una nueva prórroga del estado de alarma el 9 de abril.
En una nota del 7 de abril, la fundación alerta. “Esta reflexión tiene la finalidad de advertir de la existencia de corrientes políticas que pretenden configurar esa sociedad futura desde una perspectiva marxista, como si el marxismo no hubiese sido derrotado con la caída del muro de Berlín y la Unión Soviética no se hubiera desintegrado”, reza un análisis que firma Fernando Díez Moreno, patrono de la fundación. Propugnarán un Estado benefactor, que todo lo puede, todo lo ordena y de todo dispone. El Estado sustituirá a la sociedad civil y acaparará no solo el poder político, sino los recursos económicos y los medios de comunicación, y, celoso de nuestra libertad, no nos dejará dar un paso sin que él lo permita, siempre para nuestra mejor protección.
Aznar, pues, resucita 1984, de George Orwell, sin decirlo. Recrea a un Big Brother bifronte representado por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, reencarnación del Frente Popular de 1936. En opinión de Aznar, nos encontramos no en un “estado de alarma”, sino en un “estado de guerra”. Una guerra “biológica” (…) Aznar pasa de las inexistentes armas de destrucción masiva de Sadam Husein de 2004, con las cuales pretendió justificar su entrada en la historia –“Estamos cambiando la política española de los últimos 200 años”, le dijo a George W. Bush el 22 de febrero de 2003, dos semanas antes de la invasión de Irak—, a la denuncia de que el Gobierno pretende controlar los medios de comunicación masiva. Este estado de alarma-guerra biológica no es una ocurrencia.
Es la línea estratégica que el presidente del Partido Popular, Pablo Casado, asume al denunciar que Sánchez e Iglesias pretenden construir un Estado totalitario con el pretexto del coronavirus.
Y ¿por qué razón han entrado en esta dinámica Aznar y Casado? Porque la reacción ante la pandemia, la destrucción masiva de vidas humanas les ha dejado sin mantras.
En otros términos, no se puede permitir que cambien las reglas del juego. Hay que volver a la normalidad previa al coronavirus, esa a la que Aznar y Casado siguen aferrándose como a un clavo ardiendo, con fe religiosa.
Cuando Aznar ve lo que pasa con Trump en Estados Unidos, que obliga a General Motors y a Ford a fabricar respiradores contra su voluntad —una medida de planificación central “socialista”—, advierte que el mundo seguro al que estaba acostumbrado comienza a resquebrajarse. Ahora, pues, se inventa que la democracia está en peligro. ¿A qué viene la referencia a la URSS y a la caída del muro de Berlín? ¿Es un McGuffin hitchcockiano para entretener a su parroquia? Vade retro, viene a decir Aznar.
Casado profundiza esa línea de acción y anuncia que Pedro Sánchez llevará a un nuevo rescate y que él, Casado, será el nuevo Mariano Rajoy que salvará a España, impedirá el rescate y logrará evitar la catástrofe de Sánchez y su gobierno de coalición.
Esta política enarbolada también por Vox, se convertirá en el arma del sector más reaccionario del Tribunal Constitucional, con el magistrado Pedro González-Trevijano, que utilizará, en su calidad de ponente, los recursos del PP y de Vox para declarar inconstitucional el estado de alarma con el argumento de que se debió declarar el estado de excepción.
Una construcción que hasta el magistrado más conservador -Andrés Ollero, ex diputado del PP- calificó en su escrito como una “majadería”, desmarcándose del grupo golpista.
Feijóo no irá a la zaga de sus conmilitones. Hace unos días, el 5 de julio de 2022, se cumplía un año desde su primera aparición en el Congreso de los Diputados, en el que hizo un vaticinio funesto a su grupo parlamentario.
El flamante líder del PP advirtió de la “profundísima crisis” que se avecinaba y de que sería “dramático” no aprobar unos Presupuestos para 2023 “adaptados” a la situación actual. Acusa a Sánchez de “negar las evidencias” como hizo Zapatero y de tener “el Gobierno más regresivo de la democracia”
Y ahora, en plena campaña electoral, Aznar ha seguido perorando a favor de volver a la austeridad. Porque con la austeridad, asegura, se “crece más”, haciendo tabla rasa con el crecimiento del 5,5 % del PIB español en 2022 y de las correcciones al alza del aumento previsto para 2023 por parte de los organismos internacionales, intoxicados, se supone, por el dominio de la lengua inglesa por parte de Pedro Sánchez.
Como el Financial Times en su giro copernicano de política económica ante la pandemia, ahora The Economist, reconoce la realidad y destaca los aciertos económicos oportunos del gobierno de coalición de Pedro Sánchez desde el punto de vista de los indicadores que suele apreciar este medio: el crecimiento, el descenso oportuno de la inflación y la limpieza del gobierno en materia de corrupción.
El PP propone austeridad, pero no deja de ser consciente de que, al tiempo, se necesita difuminar medidas sociales que ha adoptado el Gobierno de coalición tras la austeridad de Rajoy. Esa es la razón que llevó a Feijóo a ametrallar con datos falsos a un Sánchez grogui https://www.elperiodico.com/es/politica/20230712/gol-feijoo-sanchez-cara-a-cara-ernesto-ekaizer-89809563 en el único cara a cara aceptado por el candidato del PP.
Pero esa conducta ha sufrido un revés con el cuestionamiento exitoso de sus datos por parte de la periodista Silvia Intxaurrondo en Televisión Española, quien se mantuvo firme ante el tono amenazador de Feijóo este lunes 17 de julio. Feijóo se vio obligado a matizar con posterioridad sus afirmaciones sin pedir disculpa a la periodista y sin llegar a admitir la falsedad sobre la subida de las pensiones acorde con el IPC que había sostenido el lunes 10 ante Pedro Sánchez y este lunes mismo ante la periodista.