FERNANDO MESQUIDA GARRIDO
“La vida de la hembra es como el nacimiento de una rosa temprana, que embriaga de perfume todo el amanecer y hasta la mismísima alma
La Casa de Castilla la Mancha en Granada, como viene siendo habitual todos los años, celebró el pasado 30 de abril su encuentro con motivo del día del libro. En esta ocasión el orden del día concitó grandes expectativas entre los castellano manchegos, ya que iba a visitarles un personaje que hizo a su tierra famosa en el mundo entero. Nada menos que el Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, quien cobró vida en la versión teatralizada de un capítulo del Quijote, escrito por el poeta Chema Cotarelo.
Fue en la Cripta del Restaurante Antonio Pérez de Granada, cuando el Caballero de la Triste Figura quiso corresponder al amor de los manchegos por la tierra que fue testigo de tantas de sus andanzas, acudiendo “en persona” a la cita, junto a su escudero Sancho Panza y, con ellos, la alargada sombra de su creador D. Miguel de Cervantes, quien nos deleitó con unas palabras leídas desde su antigua mesa de escritorio, mientras un reloj de arena marcaba el tiempo grano a grano, junto a un candil, una vela, una pluma y otros atrezos de escritorio de la época del insigne escritor.
Tras ser recibidos por la presidenta de la Casa de Castilla la Mancha en Granada, Dª Teresa Gassó Bris, los universalmente famosos personajes hicieron las delicias del numeroso público asistente con una obra en la que se cuenta “La grande y profunda conversación que mantienen el valeroso Don Quijote de la Mancha con su escudero Sancho Panza y el razonamiento entre ambos, que habla de la igualdad entre hombres y mujeres, con otras reflexiones dignas de saberse por lo de acertadas y premonitorias”, según reza el texto del inicio de la obra.
“La afrenta de la desigualdad” escrita por el poeta José Mª Cotarelo Asturias fue galardonada en 2003 con el premio nacional “Clara Campoamor” sobre la igualdad entre hombres y mujeres. Y en esta ocasión fue teatralizada por tres grandes actores amateurs. Se trata de una obra muy acorde a los tiempos actuales, en que el papel de la mujer precisa ser reconocido.
Tras la bienvenida de la Presidenta a los asistentes y presentación del acto, intervino D. Miguel de Cervantes dando cumplidos honores al Rey de España y, como no, a la Casa de Castilla La Mancha en Granada, presentando a los personajes y anunciando las pláticas que entre ellos tendrían lugar. Ya en el comienzo D. Quijote proclama que “en lo espiritual las mujeres son de la misma condición de los hombres, tratando de convencer a Sancho quien muestra al comienzo algunas reticencias a ser convencido de la supuesta igualdad.
“….las heridas que más se marcan en la memoria son las de la afrenta de la desigualdad y las del amor….” le dice D. Quijote a Sancho en un momento de la plática, refiriéndole también a lo efímero que es el amor “….las palabras no han de ponerse al antojo sino, más bien acomodadas al criterio del escritor, abiertas al alma; que ellas sabrán que hacer al juntarse en la mejor armonía de que se va disponiendo al escribirlas o a dispensarse repudio mutuo para fundirse en quien las leyeres, impregnando ora el corazón, ora la piel, el ojo o la mano”. Dice Cotarelo en la voz de D. Miguel y en una profunda reflexión de su discurso sobre el arte y oficio de escribir.
De gran lirismo y justicia son las palabras de D. Quijote: “La vida de la hembra es como el nacimiento de una rosa temprana, que embriaga de perfume todo el amanecer y hasta la mismísima alma. Así pues, como dice vuestra merced, en naciendo todos iguales somos iguales, siendo así que es la vida quien hace a la mujer”. “No solo la vida; – le responde D. Quijote- las costumbres, los hombres y hasta las mismas mujeres, las religiones, las culturas milenarias. Pero llegará un día en que lo que el hombre sueña, la mujer lo haga y así habrán de regir naciones enteras, ínsulas, palacios y habrá de hacerlo con los hombres y no contra ellos, aunque, y con todo y eso, no faltarán de ellas que no consideren a los hombre sus iguales.” Y no pudo haber mejores deseos, más grandes esperanzas escritas en consideración a la mujer.
Al concluir su representación, los actores Fernando Mesquida en el papel de D. Miguel de Cervantes, José Tomás Liñán como D. Quijote y Chema Cotarelo como Sancho Panza correspondieron a los prolongados aplausos que generosamente les obsequiaron los asistentes para después confundirse entre ellos y conversar de cuanto se pudiera terciar, entre las ricas viandas salidas de la cocina del restaurante “Antonio Pérez”, sin faltar el buen vino de la Mancha.