Cuando se vive mucho y aún conservas la memoria, eres capaz de valorar muchos momentos vividos y repetidos en más de una ocasión y te puedes permitir hacer comparaciones.
Había asistido a más eventos tristes y alegres de amigos y conocidos que de los suyos propios. Había llorado y reído más con las penas y alegrías de otros que con las suyas.
Vivía con esa soledad que en muchas ocasiones nos da la vida, que te sorprende cuando menos te lo esperas. Se había sentido enamorada del enamoramiento de otros, había vivido a través de ellos que le transmitían su ilusión por la que hoy ella aún continuaba aquí, siempre gracias a todo ese cariño recibido de sus queridos alumnos y sus familias.
También recibió el cariño y apoyo del hijo mayor de una gran amiga, su querido niño, como así lo llamaba y lo continuará llamando. Tenía un nombre precioso: Gabriel, y le dio honor a su nombre, igual que a su vida.
Qué bien lo eligieron sus padres cuando fue bautizado, se lo merecía, y dio ejemplo a todos los que tuvieron la gran suerte de conocerlo.
Su bonita sonrisa llena de cariño era capaz de trasportar a quien la recibía, a un mundo de esperanza en aquellos fatídicos días de encierro por la maldita pandemia, acudía con su moto para repartir la compra a su querida madre y a su amiga, una señora que vivía al lado, absolutamente sola.
Al sonar el timbre, aquella mujer recibía esa paz que solo él transmitía, junto con la compra que solo el buen prójimo es capaz de dar y él lo era.
Ella veía en él a su propio hijo, distante de su vida desde hacía demasiado tiempo.
No se dio cuenta de que se estaba convirtiendo en su ángel y que
le ayudó a pasar los terribles meses de la triste y dolorosa pandemia cuando ayudando a su madre no se olvidaba de su amiga y con su típico agrado, al salir de su trabajo repartían la compra a las dos.
Transmitía ese gran amor a la vida, cuando todos vivíamos con miedo y nos daba parte de su maravillosa ilusión por estar vivo.
Le pasaba sus vídeos, le mandaba noticias, le acompañó con el triste vídeo del dantesco episodio del incendio de Notre Darme. Cuando recorría en su moto otros países, él no se olvidaba de pasarle los más llamativos.
Junto a sus alumnos y su ángel en la tierra, ella pudo sobrevivir a la pandemia de la soledad y la muerte. Gracias a él, sus alumnos y familias, le ayudaron a sobrevivir en aquellos terribles y larguísimos días.
Ella con cariño transmitía sus conocimientos a todos los alumnos que habían crecido en la maravillosa enseñanza de la música, les dio lo mejor de sí misma, no solo con las clases sino también escuchándoles y contestando a sus preguntas, y hablando de sus inquietudes, desde pequeños hasta su adolescencia y corigiéndoles en algunos de sus inocentes conceptos.
Hoy muchos de ellos con sus carreras terminadas acuden a
visitarla, el cariño continúa con todos, formando un buenísimo
grupo, ella no se olvida de ninguno, son sus niños, como ella los llama.
Esos chicos y chicas, hoy en día se están formando como magníficas personas y cumpliendo con su cometido de hacer realidad sus sueños de niños, esos que le transmitían con sus preciosas sonrisas, quienes querían ser al hacerse mayores.
Pero la sonrisa alegre de su querido niño ya no la verá, sabe que
continúa muy cerca de los que quiso, la verdad es que tiene una magnífica legión de fieles amigos de todas las edades.
Bendito sea el día que vino al mundo ese maravilloso niño, que al convertirse en hombre, pudo disfrutar de su paternidad con sus dos hijos maravillosos.
Fue un buen hijo, hermano, amigo de sus amigos y gran conversador como su querida madre, siempre dispuesto para ayudar a quien veía que necesitaba una ayuda, un reflejo de esa madre que le dio su vida.
Su gran familia, junto a todos los que le conocieron, se sienten agradecidos a la vida por haberles dado la oportunidad de haberlo disfrutado con su gran amor a la vida que transmitía a todos.
Era capaz de crear todos los días una oda a la vida, dando gracias por vivirla. ¡Ahora la vive plenamente en ese hermoso paraíso de paz y descanso!
Pero se fue envuelto en esos amaneceres que tanto le gustaban y que todos le pasaron día tras día hasta que se lanzó a volar sin miedo, libre como el viento hasta alcanzar ese lugar maravilloso que le estaba esperando.
Cuando un amigo se va, queda un espacio vacío que no lo puede llenar la llegada de otro amigo…
Cuando un amigo se va… Siempre estará en el recuerdo de todos los que le conocieron.
Bendita la hora de su nacimiento y la lección de vida que fue capaz de transmitir a todos, hasta con su dulce despedida.
Gracias, querido Gabriel.
Alguien que no te olvida.
Los buenos de corazón como Gabriel deberían seguir con nosotros pero la injusticia abunda en esta vida y a veces sorprende llevándose para siempre a ese ser querido y dejando un vacío que no puede ser rellenado jamás, como Camelot bien lo cuenta en este escrito.
Personalmente no lo conozco, pero sé que Gabriel ha dejado una influencia en todas las personas que lo conocieron, por su forma de ver la vida, por su alegría, por su nobleza y por su amor a los demás, personas como Gabriel no son frecuentes de encontrar y me entristece enormemente que ya no pueda seguir transmitiendo esos valores a su familia y amigos, y que éstos puedan seguir disfrutando de su compañía y de sus enseñanzas.
Tenemos que recordar que lo más importante de esta vida es el tiempo que se nos ha dado y cómo queremos emplearlo, sin duda, seguir el ejemplo de Gabriel, es algo que podemos admirar.
Los que se van prematuramente cuando todavía tenían mucha vida que regalar a los demás y dejan el valle sembrado de cariño y buenas obras dejan una parte de ellos entre nosotros por lo que de alguna manera no se van del todo No es un adiós completo es un hasta luego Suerte la tuya mi querido Camelot de llevarlo en tu corazón y haber formado parte de su vida
Qué homenaje tan lleno de amor… Se nota que Gabriel fue un ser muy especial, alguien que dejó huella profunda sin proponérselo, simplemente siendo él mismo. Su generosidad, su luz y su manera de estar presente en los momentos más duros hablan de un alma grande. Personas así no se olvidan nunca… Siguen viviendo en cada recuerdo, en cada sonrisa que inspiraron. Qué suerte haberlo conocido. Gracias por compartir algo tan hermoso.
Qué gran oda a mi hermano. Muchas gracias amiga por hablar así de él. Su cuerpo no está pero si alms seguirá viva en nuestros corazones toda nuestra vida. Se le echa tanto de menos. ❤️❤️