Un nuevo estudio de la Universidad de California en Riverside sugiere algo que muchos podrían considerar una travesura. Cotillear con tu pareja podría ser bueno para la relación. No siempre es negativo. Y, en algunos casos, hasta puede acercar más a dos personas.
Los investigadores analizaron a 76 parejas. Había tanto heterosexuales como homosexuales. Les grabaron en conversaciones diarias. Querían saber cuánto tiempo dedicaban a cotillear. No importaba si eran comentarios positivos, negativos o neutros.
La media fue clara. Unas 38 minutos al día de cotilleos. De esos, casi 29 minutos eran entre la propia pareja. Las mujeres que estaban juntas fueron las que más compartieron chismes. Solo una pareja no cotilleó en absoluto.
Además, rellenaron cuestionarios. Medían felicidad y calidad de la relación. Las parejas del mismo sexo, en general, declararon ser más felices. Las parejas de mujeres fueron las que reportaron la mejor calidad en su vínculo, según ha publicado Europa Press.
Los autores del estudio apuntan a una conclusión interesante. Cotillear no solo es hablar de otros. También puede ser una forma de crear un vínculo emocional.
Imagina llegar a casa después de una fiesta. Comentarios divertidos sobre lo que pasó. Alguna crítica compartida. Esa complicidad transmite que estáis en el mismo equipo. Ese pequeño ritual fortalece la conexión y la confianza.
El estudio indica que el chisme, incluso cuando no es positivo, puede unir. Puede prolongar momentos agradables. También ayuda a establecer normas implícitas en la pareja. Es una herramienta social que refuerza la armonía.
La investigación continúa una línea iniciada en 2019. Entonces, ya se había desmontado la idea de que las mujeres cotillean más que los hombres. También que la gente con menos ingresos lo hace más. Incluso se descubrió que los jóvenes tienden a compartir chismes más negativos que los adultos mayores.
La clave está en cómo se comparte. No es lo mismo un comentario cruel que una broma cómplice. Los investigadores remarcan que, en el contexto de la pareja, el cotilleo tiende a ser más seguro. No hay juicio externo. Hay comprensión. Y eso contribuye al bienestar emocional.