Hoy: 24 de noviembre de 2024
La introducción de alimentos sólidos en la dieta del bebé es un hito crucial en su desarrollo, ya que promueve su autonomía alimentaria y amplia sus experiencias con distintos sabores y texturas.
La nutricionista Lucía Bultó, autora de Los Consejos de Nutrinanny, explica a Guía Infantil los mejores pasos para introducir los alimentos sólidos de manera positiva y segura. Según la experta, el momento adecuado para empezar suele estar en torno a los seis meses, o cuando el bebé muestra signos de estar listo, como mantener la cabeza erguida y mostrar curiosidad por los alimentos.
Estos indicadores marcan el inicio de un proceso que, llevado de forma gradual y respetuosa, fomenta una relación sana del bebé con la comida, según informa La Razón.
Uno de los consejos clave es permitir que el bebé explore los alimentos a su propio ritmo sin imponer cantidades o texturas. Esto se traduce en ofrecer porciones pequeñas y aumentar progresivamente la variedad de alimentos, introduciendo texturas cada vez más densas para que el bebé aprenda a masticar y tragar correctamente.
La paciencia y la gradualidad son esenciales en este proceso, ya que forzar al bebé a consumir ciertos alimentos o cantidades puede generarle rechazo hacia la comida. Además, Bultó aconseja comenzar con sabores familiares en textura sólida, como frutas y verduras suaves, para facilitar la adaptación.
Evitar ciertos alimentos con riesgo de atragantamiento, como frutos secos enteros, uvas y alimentos pegajosos o duros, también es crucial en esta etapa. La nutricionista subraya la importancia de fomentar la autonomía del bebé permitiéndole probar alimentos variados y experimentar diferentes texturas con sus propias manos. Este enfoque contribuye al desarrollo de habilidades motoras y fortalece el interés del bebé por explorar su entorno alimentario, creando así una experiencia positiva en torno a la comida.
Asimismo, durante el primer año de vida, la lactancia materna o la fórmula deben seguir siendo el componente principal de la alimentación del bebé, mientras los sólidos actúan como complemento.
La introducción de alimentos ricos en nutrientes y variados en su dieta —incluyendo proteínas, frutas, verduras, legumbres y cereales integrales— asegura una base sólida para su crecimiento. Consultar al pediatra para adaptar estos pasos a las necesidades individuales del bebé es el último consejo de Bultó, quien destaca que cada bebé es único y puede requerir ajustes específicos.