En la famosa copla de La Parrala, unos decían que sí y otros decían que no, según se tenía ignorancia del personaje y dejados llevar por la diferente turbación de verla, aturdida y entre copas.
Entiendo yo que la sociedad está dividida entre una asepsia política, una política de emoción y una tercera fórmula, la del análisis de hechos incuestionables que no se responden, arguyendo que son bulos o enredos o manipulaciones de la extrema derecha o, como diría Eliot, que bien puede aplicarse a nuestra circunstancia: “No estás aquí para verificar, instruirte, satisfacer tu curiosidad o trasmitir informes. Estas aquí para arrodillarte”. Eso es lo que, al parecer, independientemente de lo analizado, nos están pidiendo los gobernantes: que nos arrodillemos. Porque ellos no están dispuestos a verificar nada de lo que se dice… ¡hasta ahí podíamos llegar!
En un alarde de sentido común, tras el ocaso de una sociedad malherida, siguen votando a los mismos con parecidos porcentajes… En la torre de Babel no había tanta confusión como aquí.
Habrá elecciones pronto. Y de nuevo los buitres danzarán sobre los mismos muertos.