La tensión entre China y Estados Unidos sigue aumentando tras la polémica visita a Taiwán de la norteamericana Nancy Pelosi.
Las consecuencias políticas no se han hecho esperar y Pekín ha anunciado que congela la cooperación con Washington en cuestiones del cambio climático y de la seguridad marítima; además de suspender las reuniones militares de alto nivel entre las dos superpotencias mundiales en temas como la cooperación con EEE.UU. en la repatriación de inmigrantes ilegales, en la lucha contra el crimen internacional, en la asistencia judicial penal o en el control de drogas.
Unas medidas necesarias a tenor de una visita que desde China consideran provocadora ya que ha minado su “soberanía e integridad territorial”. La portavoz de Exteriores China, Hua Chunying, asegura que “las medidas de respuesta están justificadas, son necesarias, apropiadas y para nada excesivas”.
El comunicado publicado por el Ministerio de Asuntos Exteriores del país asiático apunta que “a pesar de las serias preocupaciones y la firme oposición de China, Pelosi insistió en visitar Taiwán, interfiriendo gravemente en los asuntos internos de China, socavando la soberanía y la integridad territorial de China, pisoteando la política de Una sola China y amenazando la paz y la estabilidad del estrecho de Taiwán”.
Pekín, además, ha anunciado que impondrá sanciones tanto a la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, como a su familia.
En un esfuerzo por aliviar las tensiones entre La Casa Blanca y Beijing, la administración de Joe Biden ha anunciado que la visita de Pelosi no indica un cambio en su política de Una China, que reconoce que Taiwán es parte de China.
“China ha optado por reaccionar de forma exagerada y utilizar la visita de Nancy Pelosi como pretexto para aumentar la actividad militar provocadora en el Estrecho de Taiwán y sus alrededores”, ha afirmado el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, en un comunicado.