Una faena verbal convirtió la música en ruido. Andrés Calamaro, siempre filoso y sin miedo a la controversia, volvió a agitar las aguas con declaraciones en defensa de la tauromaquia durante su concierto en la Arena Cañaveralejo de Cali, Colombia. Lo que comenzó como un homenaje en mitad de Flaca, terminó con el argentino dejando el escenario en medio de abucheos.
“Este tema va para los toreros, ganaderos y todos los que hoy están en la calle porque se votó esto”, dijo el artista mientras blandía su chaqueta como si toreara. El gesto no cayó bien: la plaza respondió con silbidos que eclipsaron la música. Visiblemente molesto, Calamaro disparó: “Están cancelados y bloqueados. ¡Hasta nunca!”, y se marchó dejando a su banda sola en escena.
El músico volvió más tarde para terminar el show, pero la grieta ya estaba abierta.
La polémica no terminó ahí. Al día siguiente, el argentino redobló la apuesta en redes sociales. En un largo mensaje, comparó la prohibición de los toros con la censura cultural. “Los taurinos somos padres de familia, no maltratadores”, escribió, acusando a los animalistas de “nazi animalistas”. También puso en duda que el rechazo social a la tauromaquia sea mayoritario en Colombia, según una información publicada en El Litoral.
El trasfondo político es evidente: en mayo de 2024, el Congreso colombiano aprobó una ley que prohíbe los espectáculos taurinos, con un periodo de transición hasta 2027. Cali, históricamente una plaza taurina, es ahora también un símbolo del cambio social frente al maltrato animal.
Este episodio se suma a la larga lista de polémicas que rodean al artista argentino. Calamaro es conocido tanto por su talento como por sus opiniones incendiarias. En el pasado, ha defendido públicamente posturas impopulares y no ha temido pisar territorios sensibles. Para algunos, es una figura valiente; para otros, un provocador sin límites.
Por ahora, su gira continúa. Pero el incidente ha dejado una huella. Las redes se polarizaron entre quienes defienden su derecho a expresarse y quienes cuestionan que utilice un escenario musical para hacer activismo ideológico. En todo caso, Andrés Calamaro volvió a ser noticia. Y lo hizo a su manera: sin pedir permiso, ni disculpas.