Mamerto Menapace, abad de Los Toldos, escribe con ironía manifiesta:
Los argentinos tenemos la simpatía de los alemanes, el desinterés de los ingleses, la serenidad de los españoles, la honestidad de los italianos y la humildad de los franceses.
Trayendo el agua a mi molino, y sin ánimo de pontificar, se me ocurre que:
Los vascos no son tercos, sino tenaces. Los andaluces no exageramos para mentir, sino para sorprender. Los catalanes se consideran el ombligo del mundo, sin saber que el mundo no tiene ombligo. Los extremeños son sanos y nobles, gracias a que el jamón les quitó la maldad. Los aragoneses son como el Pilar, de piedra firme… El mérito es de Dios queriéndonos a todos sin que haya tenido tiempo de comprendernos.