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“Querían un rey para Argentina”

La Independencia de Argentina. | FI

Polémica desatada por el historiador y escritor Vidal Mario en el día de la Independencia del país sudamericano

Hoy se celebra en Argentina el 208° Aniversario de la Independencia del país, y como es habitual, se desarrollan los actos protocolares y el riguroso desfile militar en la Ciudad de Buenos Aires.

Apenas llegaba este martes el 9 de julio, el presidente de la Nación, Javier Milei, firmaba el pacto de Mayo con 18 de los 23 gobernadores de todas las provincias que conforman el territorio argentino.

El pacto de Mayo es un conglomerado de medidas de gobierno que llevará adelante y que al menos son muy polémicas y controversial. Ese acto se llevó a cabo en la histórica Casa de Tucumán donde hace 208 años los congresales de aquella época declaraban la Independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata.

Mientras esto está ocurriendo, el historiador Vidal Mario levantó la voz de un grupo de intelectuales que afirman y difunden otra lectura de lo que ocurrió dentro de la llamada Casa de Tucumán aquel 9 de julio de 1816.

Vidal Mario señala que aquella reunión fue el epílogo de una idea que venía dando vueltas entre los revolucionarios desde abril de ese año.

Consistía en convocar a un congreso general que se reuniera no en Buenos Aires sino fuera, a fin de no avivar la tradicional desconfianza de las provincias hacia los porteños.

Algunas provincias igual se negaron a enviar diputados, pero los de las provincias que sí aceptaron comenzaron a reunirse en Tucumán a partir del 24 de marzo de 1816.

El primer acto importante de los mismos fue elegir un director supremo, cargo que recayó en el general Juan Martín Pueyrredón, quien inició su mandato el 3 de mayo de 1816.

“Fue muy acertada esa designación, no solamente por los importantes servicios que desde hacía años el mismo venía prestando a la causa de la revolución independentista.

Con singular habilidad política, logró contener durante algún tiempo el desquiciamiento social y político resultante de las ideas federales que algunos rechazaban. Pueyrredón hizo mucho más que eso: convencido de que el éxito de la revolución no podía considerarse asegurado en tanto y en cuanto los españoles siguieran imperando en dos países vecinos, prestó un apoyo clave al ejército que el general José de San Martín estaba organizando en Mendoza para libertar a Chile”, señaló a Fuentes Informadas, el historiador y escritor Vidal Mario.

Vidal Mario escritor e historiador argentino-paraguayo. | FI

La declaración de independencia

Vidal Mario explica que, a principios de 1816, la guerra con España parecía terminada. El ejército español que el 28 de noviembre de 1815 había vencido al general José Rondeau en la batalla de Sipe Sipe (Alto Perú) y no pudo avanzar sobre el actual territorio argentino.

“La razón por la que no podía hacerlo, el freno, el obstáculo para los españoles, se llamó Martín Miguel de Güemes, quien con sus guerrilleros salteños le cerró el paso. Así que la independencia ya había sido alcanzada, de hecho. Sólo faltaba un detalle: proclamarla”, explicó Vidal Mario.

Tal era la cuestión que se trataba en Tucumán. San Martín, desde Mendoza, y Belgrano, desde el mismo congreso, pidieron con gran energía la proclamación oficial de la independencia. Y eso fue lo que se hizo, solemnemente, el 9 de julio de 1816.

Quieren un rey para Argentina

Declarada oficialmente la independencia, sólo restaba fijar la forma de gobierno. En medio de la anarquía —afirma el historiador— que amenazaba destrozar a las provincias argentinas, algunos creyeron que la única posibilidad de lograr el orden y la organización política era coronando un rey, a la usanza europea. Aunque a algunos les sorprenda, Belgrano y San Martín figuraban entre los simpatizantes de la tendencia monárquica. Sus consejos en tal sentido eran seguidos ciegamente por gente que creía que la forma republicana de gobierno era inadecuada.

Algunos querían buscar un príncipe europeo y coronarlo en Buenos Aires. Otros querían ir al Perú a buscar un descendiente de los incas y hacerlo rey de la monarquía que se pensaba implantar. Según dichos monarquistas, Pueyrredón debía seguir conservando el mando, pero no como director supremo sino sólo como regente, hasta la llegada del rey elegido.

Lo más extraordinario de este movimiento monárquico que surgió nada menos que en medio de la revolución argentina fue que los mismos hombres que buscaban rey eran republicanos de corazón. Raro, porque Buenos Aires, poblada principalmente por comerciantes, no tenía condes ni marqueses. Un rey, en Argentina, no habría tenido ni corte ni cortesanos.

Era el ferviente deseo de extirpar la anarquía y de organizar el país lo que hacía que esos sinceros y convencidos republicanos buscaran un rey como un remedio ante aquella situación.

El cierre de un ciclo

La cuestión es que en el congreso de Tucumán estuvo a un paso de resolverse el debate a favor de la monarquía. Fueron muy pocos los congresistas que se pronunciaron contra esa idea. La posteridad nunca terminó de agradecer lo suficiente a quienes se opusieron a la monarquía, porque salvaron a la revolución argentina de ser desnaturalizada en sus propósitos y objetivos.

De haber prosperado la iniciativa monárquica, la misma no habría sido ni estable ni duradera. El hecho es que la declaración de Tucumán, hace 208 años, cerró una época de la revolución por la independencia. Pero la anarquía, que había sido contenida durante algún tiempo por Pueyrredón, pronto reapareció para dar lugar a una serie de prolongadas guerras civiles. Pero, esto, ya es otra historia.

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